19 sept. 2025

Pactar o sufrir

Juan Luis Ferreira, presidente de ADEC

Cada año cuando se discute el Presupuesto General de Gastos de la Nación, o cuando eventualmente salta alguna debilidad importante a nivel país aparece como justificación la expresión gastos rígidos, expresión que tiene como hermanita melliza a derechos adquiridos: El dinero no alcanza para lo que es importante para la mayoría. Idealmente cualquier persona o empresa que prepara un presupuesto o un plan define prioridades y obligaciones y luego, trata de adaptar recursos y plazos. Así mismo, el Gobierno debe primeramente fijarse en las obligaciones constitucionales y las Cartas Orgánicas, así como seguramente compromisos internacionales, luego evaluar proyectos en curso, algunas previsiones y emergencias y hacer su tarea. Con lo que sobre, recién ahí, ver qué gastos adicionales pueden hacerse. En muchos casos, está procediendo exactamente al revés.

¿Cómo puede salirse de este círculo vicioso donde sistemáticamente la mayor recaudación es, en gran medida, despilfarrada o mal ejecutada? Hay 3 caminos. El primero, no hacer nada. Este camino lo hemos venido haciendo bastante bien. Tan bien que cuando quisimos hacer algo y apareció la “matriz salarial”… ¿El resultado?, como lastimosamente estaba previsto, produjo aún mayores ingresos no justificados para un sector importante. El segundo camino es dejar que el tiempo resuelva. El Gobierno estima que en unos 15 años muchos se jubilarán, o se darán otros cambios que ayudarán a mejorar el paradigma.

Por ejemplo, puede ocurrir que el teletrabajo, los emprendedores, el 6G, la inteligencia artificial, o alguna otra circunstancia nos jueguen a favor. Lamentablemente esta opción conlleva riesgos serios. Uno de ellos es que no tenemos ni el dinero ni las condiciones para atender a nuevos miles de jubilados. El “país de la gente joven” no está aún preparado para que esa misma gente se haga anciana. El tercer camino es pactar.

Hace 7 años escribí la columna “El lado bueno de las alianzas” haciendo un llamado a que todos los sectores conciliemos sobre acciones prioritarias. Recientemente el Dr. César Barreto ha expresado en su columna la necesidad de un pacto político.

No es la primera vez que él, así como muchas organizaciones, incluida la ADEC, han establecido esa prioridad. El pacto político es impostergable para que el presupuesto y las acciones ejecutivas correspondientes tengan la prioridad, la fuerza y el compromiso que la gente merece. Sabemos que no es fácil.

Han pasado los años, y “Paraguay Jaipotava”, así como otras iniciativas (“Paraguay 2020” y similares) nos recuerdan que es un ejercicio obligatorio el encontrar coincidencias y pactar acciones.

Ciertamente el lado político es fundamental, aunque los pactos privados y empresariales también deben articularse. No hacerlo implica sufrir, sufrir con la impunidad, el PCC, los mosquitos, la calidad del aire que respiramos, la calidad del agua que tomamos, la inseguridad, y muchas otras carencias.

Que Dios nos ilumine para conciliar, seguir construyendo puentes, y eligiendo la opción correcta servir a los demás.