18 jun. 2025

OPINIÓN PÚBLICA

En defensa del patrimonio público
Les escribo para ejercer mi deber y derecho de ciudadana de defender el patrimonio público. Vivo en las cercanías de las calles Fulgencio R. Moreno y México. Todos los días hago el trayecto desde México hasta Cerro Corá para tomar un colectivo.
No siendo suficientes los riesgos que corro en ese camino, como falta de semáforo en Azara, “caballos locos” y cartoneros instalados 24 horas en las veredas, el hotel Manduarã suma uno más. Todas las semanas, este hotel instalado en pleno centro libera sus cañerías de agua servida en la calle. Los olores nauseabundos y el agua saturan la calle, porque, como si fuera un paisaje de la Edad Media, se desparrama por todo el pavimento. El agua sucia que Manduarã arroja, rebosa incluso la alcantarilla, al punto de hacerle devolver los desperdicios a ésta.
Ojalá la Municipalidad lea este reclamo, porque es urgente. No es posible que ante tanta enfermedad y alertas epidemiológicas, haya gente tan sucia, destructiva e inconsciente.
Natalia Acevedo

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El deseo de poder
Lastimosamente, aunque parezca inoportuno hasta si se lo quiera llamar fuera de lugar, esa es nuestra realidad: la incontrolable desesperación de nuestro presidente, Nicanor Duarte Frutos, por buscar su reelección sin importar los medios.
El mandatario se pasa despilfarrando fondos del Estado para sus coloridas campañas políticas o en sus encuentros fraternales con seccionaleros, al fin de cuentas éstos se reponen, pero mediante impuestazos, lo cual solo afecta a la clase trabajadora y sacrificada del país.
Mientras, sus coordinadores de campaña o aquellos que lo apoyan, gozan de privilegios o mejor dicho se encargan de manipular las leyes a sus antojos, ya que los mismos son los encargados de juntar y acarrear a cualquier individuo que se le cruce en el camino a la hora que Nicanor se presentase en algún acto político.
Actos, por cierto, en los que siguen dibujando y pintando un país que existe, pero solo en sus sueños; en otras palabras, lo principal es lograr la reelección y en segundo plano los problemas y necesidades que atraviesa el país.
Y solo por citar algunos: son temas acuciantes la falta de empleo, de seguridad, de educación y, una de las más importantes, la falta de cobertura para la salud del pueblo. Evidentemente lo citado es real: nuestro presidente se dejó estar, hasta el punto tal de dejar que varios de sus compatriotas mueran a causa de una epidemia (el dengue) que podía ser prevenida y controlada a tiempo; el deseo de poder lo dominó por completo, y los resultados están a la vista.
Hugo Cáceres

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El famoso silencio del pueblo y la marcha de Lugo
Estuve en la marcha encabezada por Lugo. Creí que fui a ver una gran cantidad de gente que acudía a la plaza para protestar en contra de la corrupción, pero la gente apenas termina de hablar Lugo y se vuelve a su casa.
El pueblo necesita un líder, alguien en quien confiar, “los pueblos tienen los gobiernos que se merecen”, dicen.
¿De qué tipo de pueblo entonces estamos hablando? Yo creo que el Paraguay no está preparado para elegir un líder, antes necesita un pueblo consciente... ¿De qué? Yo creo que de su deber, de sus derechos, de su soberanía del poder de elección, que debe ejercer a base de su conciencia.
Así que termina de hablar Lugo y el pueblo que, creí, venía a protestar contra toda las injusticias que vivimos... se va... tranquilo a dormir.
Lugo habló por el pueblo, pero solo nuestros vecinos del campo alzaron juntos sus voces; el resto (¿?), nada. Una decepción, y eso que había jóvenes a mi lado, pero nadie se atrevió a comenzar un cantito hincha por lo menos. Yo intenté con un grupo de cuatro personas más y todos nos miraron con cara de: "¿Y éstas?”. Y después un "¡SHHHHHHHH... está hablando...!”. Eso nos desinfló. Me parece a mí que ya escuchamos mucho de los viejos y de los nuevos personajes, pero nunca escuché a un pueblo de verdad... unido.
Habría que intentar, a ver si funciona. Por ejemplo, si dejáramos de pagar algunos impuestos todos, masivamente, para ver qué pasa, si saliéramos todos los grupos de estudiantes, de profesores, de universitarios, de doctores, de pacientes y no pacientes, todos con los suyos, ¡sin un líder!, solo el pueblo y sus individuos, a reclamar.
Yo creo en esto de “el pueblo unido jamás... será vencido”, pero solo los campesinos gritan unidos, el resto está callado. Estamos programados, ¿y cómo hacemos para extirparnos esa programación? ¿Tiene que venir alguien a gritarnos al oído para aturdirnos y despertarnos? ¿O es que podemos despertar antes?
Liz Victoria Sánchez

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El problema de la migración
Me es penoso ver cómo el país actualmente se está dedicando a la exportación de mano de obra, pues los jóvenes y los que no son tanto no consiguen trabajo y deben emigrar a países donde son tratados muchas veces con desprecio, y aun trabajando les pagan menos de lo que vale su labor. A esto debe sumarse el hecho de que las mujeres, siempre objeto de comercio, son engañadas para terminar trabajando en la prostitución.
Es lamentable que con la asunción de Nicanor al poder se disparó de manera terrible la migración hacia España, donde actualmente también tengo primos y parientes trabajando.
Ojalá que dentro de un tiempo los que viajaron regresen, pero ya con conciencia de que no es el color del partido el que va a mejorar las condiciones de vida de todos nosotros, y traigan condiciones para realizar emprendimientos en el país para que podamos progresar, sin tener que enviar a los hijos de nuestros nietos a buscar trabajo para que podamos apenas sobrevivir los que quedamos en el país.
Óscar Riveros
CI 1.574.768