Olga Blinder se incorporó al proceso artístico paraguayo cuando declinaban o ya habían desaparecido los viejos maestros que desde la segunda década del siglo XX venían configurando nuestro imaginario y nuestro gusto pictórico. <br>Con ellos se había consolidado una tendencia artística más cercana a los cánones académicos que a las experiencias estéticas de la época, aunque no faltaron atisbos precursores en algunos de ellos, como Samudio y Alborno, en un primer momento, y Julián de la Herrería y Jaime Bestard en sus más avanzadas creaciones.<br>En pintura tuvo como maestros a Ofelia Echagüe Vera, que había traído de Buenos Aires un concepto de la figura humana que rebasaba el aparencialismo dominante en esos años en el arte paraguayo, y a João Rossi, joven artista brasileño, portador de nuevas ideas y tendencias, que enseñó pintura en esos años en Asunción. Referentes no lejanos eran Julián de la Herrería y Wolf Bandurek.<br> <br>A comienzos de la segunda mitad del siglo XX, la tendencia academicista instalada en las instituciones y el ejemplo de los viejos maestros iban alejando cada vez más a la pintura paraguaya de la modernidad vigente en el arte occidental. En tales circunstancias, los artistas más inquietos empezaron a manifestar sus diferencias, apuntando hacia otros horizontes. Así formaron el Grupo Arte Nuevo Josefina Plá, Lili del Mónico, José Laterza Parodi y, con ellos, desde la primera hora, Olga Blinder.<br>La actividad del grupo se manifestó pronto en una exposición colectiva en vidrieras de la calle Palma, a la que se sumaron Edith Jiménez y el escultor Grotowski. Ese momento constituyó, prácticamente, el inicio del movimiento artístico que actualizaría nuestro arte y lo haría más visible en el exterior. En efecto, poco tiempo después, esculturas cerámicas realizadas en colaboración por Josefina Plá y José L.. Parodi, lograban un premio en la VI Bienal de São Paulo. Y en 1964, en la II Bienal de Córdoba, era galardonada también la pintura de Olga Blinder. Para entonces ya se destacaba también Edith Jiménez, como grabadora, y Herman Guggiari, este último también ganador de un importante premio en escultura.<br>En esos primeros años, tras una fase de experiencias con lenguajes de las vanguardias históricas, como el cubismo, la pintura de Olga se definía en una línea de expresionismo social que tenía como referentes a figuras capitales como Guayasamín y Portinari, y, más lejanamente, los muralistas mejicanos.<br>En el ínterin, la presencia del grabador brasileño Livio Abramo en Asunción revelaría una nueva dimensión para su práctica artística: la del grabado en madera, que después desarrollaría también en otras líneas de expresión gráfica. Otro brasileño, que aportaría a su práctica nuevos recursos expresivos, fue Augusto Rodrigues, fundador de las Escolinhas de Arte de Brasil y Paraguay, que Olga dirigiría en Asunción durante varios años.<br>El arte de Olga Blinder gana paulatinamente en rigor expresivo al mismo tiempo que define sus intereses temáticos hacia una visión crítica del entorno social, tal como lo hacía desde lejos otro artista paraguayo de una generación anterior, Andrés Guevara, que legaría a su patria, a través de Olga, un acervo importante de sus dibujos y pinturas.<br>Este momento estelar de su arte, reconocido por los críticos, aportó mucho más que el interés temático y el concepto de la forma figurativa: dio lugar a búsquedas expresivas que culminaron en algunas obras maestras de su trayectoria artística. Como pocas veces en el arte paraguayo, confluían en sus cuadros el mensaje solidario, una rigurosa composición y una técnica atenta a los valores expresivos de la materia, el color y la línea.<br>La dilatada trayectoria de Olga Blinder, tanto en las artes plásticas como en la enseñanza artística, ha sido -nadie puede dudar ya de ello- uno de los hechos más importantes de la vida cultural paraguaya.<br>Su obra artística representó todo un acontecimiento en la historia de la cultura paraguaya.<br>Valoraciones<br>Miguel ÁngelFernández<br>mafdial@hotmail.com<br>Poeta y crítico<br>