Gracias a este sistema, las personas ciegas perciben de nuevo “formas y contrastes luminosos, objetos de talla media” e incluso pueden leer “cartas y palabras en tamaño grande”, explica el médico francés José-Alain Sahel.
“No se trata de una visión natural sino de una percepción visual útil”, según este experto que dirige en París el Instituto de la Visión, un centro de investigación del hospital oftalmológico Quinze-Vingts.
Actualmente hay un centenar de personas en el mundo que utilizan “retinas artificiales” creadas por tres compañías distintas de Estados Unidos, Alemania y Francia.
“Mi vida ha cambiado”, explica un paciente francés operado por Sahel y al que le implantaron un sistema Argus II de la compañía estadounidense Second Sight.
“Cuando llevo este sistema en los ojos [...] se convierte en indispensable. Lo llevo todo el día y se me gastan las baterías”, relata el paciente en un video del fabricante.
El sistema está formado por unas gafas de sol equipadas con una minicámara, un aparato electrónico que trata los datos visuales captados por la cámara y un sistema que los transmite hasta el implante ocular.
Mediante impulsiones eléctricas, el implante estimula artificialmente las retinas. afp