La costumbre de ofrecer el día a Dios también la vivían los primeros cristianos: “apenas despertar, antes de enfrentarse de nuevo con el trasiego de la vida, antes de concebir en su corazón cualquier impresión, antes incluso de acordarse del cuidado de sus intereses familiares, consagran al Señor el nacimiento y principio de sus pensamientos”.
San Pablo exhortaba a los primeros cristianos a ofrecer todo su día a Dios. Recomendaba a los primeros cristianos de Corinto: Ya comáis, ya bebáis o ya hagáis alguna otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios. Y a los colosenses: Y todo cuanto hagáis de palabra o de obra, hacedlo todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por Él.
Muchos buenos cristianos tienen el hábito adquirido de dirigir su primer pensamiento a Dios. Y enseguida el “minuto heroico”, que es una buena ayuda para hacer bien el ofrecimiento de obras y comenzar bien el día. “Sin vacilación: un pensamiento sobrenatural y... ¡arriba! – El minuto heroico: ahí tienes una mortificación que fortalece tu voluntad y no debilita tu naturaleza”. Si, con la ayuda de Dios, te vences, tendrás mucho adelantado para el resto de la jornada.
El papa Francisco celebró el 22-9-2013 la Santa Misa en el Santuario de Nuestra Señora de Bonaria, y dijo: “ La Primera Lectura que hemos escuchado nos muestra a María en oración en el Cenáculo, junto a los Apóstoles, en espera de la efusión del Espíritu Santo (Cfr. Hc 1, 12-14). María reza, reza junto a la comunidad de los discípulos y nos enseña a tener plena confianza en Dios, en su misericordia.
¡La potencia de la oración! No nos cansemos de llamar a la puerta de Dios. ¡Llevemos al corazón de Dios a través de María, toda nuestra vida, cada día! María nos enseña que Dios no nos abandona, puede hacer grandes cosas también con nuestra debilidad. ¡Tengamos confianza en él! Llamemos a la puerta de su corazón.
(Del libro Hablar con Dios, de Francisco Fernández Carvajal. y http://www.teinteresa.es/).