Comprometidos en la tierra. Bajo el lema Somos sal y luz del mundo, los laicos realizaron su primer encuentro nacional ayer en la ciudad de Caacupé. Antes del encuentro, los laicos participaron de la misa principal en el Santuario de Caacupé. La homilía estuvo a cargo del obispo de Carapeguá, monseñor Celestino Ocampos, informó el corresponsal Darío Bareiro.
Monseñor Ocampos destacó los quehaceres laicales, quienes están llamados a reinar no al estilo mundano, sino al estilo de Jesús amando y sirviendo desinteresadamente a los demás.
“Los cristianos que ostentan alguna figura de autoridad, sea en la Iglesia como en la sociedad, tienen que hacerlo con humildad, caminando con el pueblo y acompañándolo en su lucha por la verdad y la justicia. No dominando ni oprimiendo a los más débiles, sino sirviendo con amor y alegría, no sirviéndose de los demás para su propio beneficio, sino siempre haciendo el bien que es un gran desafío para todos y, en especial, para los laicos ser sal de la tierra y luz del mundo”, expresó.
Resaltó que la autoridad deja de existir cuando no es capaz de escuchar el clamor de su pueblo. “La autoridad auténtica tiene conciencia de que el pueblo no le pertenece, el pueblo es de Dios. El verdadero líder no es el que domina o manipula al pueblo, sino el que conduce hacia la libertad y la vida”, indicó.
“Autoridad es la que sabe convivir con los líderes populares, alguien abierto, dialogante, tolerante, que convive con los otros respetándolos y compartiendo con ellos el poder del Señor de señores”.
Los laicos están llamados a impregnar el Evangelio con su vida, con su testimonio coherente anunciando las buenas noticias y denunciando las irregularidades, y las injusticias que se cometen, agregó.
CONGRESO. Luego de la misa principal en el santuario, el polideportivo Juan Bautista Mbatí Agüero, del barrio Loma Caacupé, fue sitio del Primer Congreso Nacional de Laicos.
Monseñor Ricardo Valenzuela ofreció la bienvenida a los presentes. Sostuvo que el lema del congreso es realmente significativo y debe ser abarcante.
“Debemos ser la sal y la luz del mundo, por la inmensa oscuridad reinante entre nosotros, donde predominan y se practican las actividades oscuras, negras y que no agradan a Dios, hechos carentes de la sal que los hombres debemos ser”, señaló Valenzuela.
Durante el encuentro, el laico Pascual Rubiani expresó que la sociedad está descreída del sistema democrático. Esto resulta un peligro, pues la democracia es la base de las instituciones y de la vida en libertad.
“El verdadero líder no es el que domina, manipula al pueblo, sino el que lo conduce hacia la libertad y la vida”. Celestino Ocampos, monseñor.