Por Andrés Colmán Gutiérrez
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“Aquí estábamos con Henry, en esta misma plaza, hace ocho años, como miles de jóvenes paraguayos, luchando por la libertad para que nunca más exista una dictadura”, dice Carlos Gustavo Díaz Bernal (29), un año mayor que su hermano asesinado en la noche del 26 de marzo de 1999, durante la trágica “masacre de la plaza”.
Ahora Carlos vuelve al mismo lugar, en compañía de su esposa Cinthya, sus hermanas menores Gladys Geraldine (26) y Marcela Beatriz (17), para rendir tributo al héroe de la familia. Los acompaña, inseparable, su mamá Gladys, la combativa, la que no se cansa nunca de reclamar justicia.
“Yo era la más chica, tenía 9 años entonces, pero recuerdo todo lo que pasó. Henry era re-cariñoso, jugaba siempre conmigo, escuchábamos música. Para mí es un ejemplo. Él dio su vida porque soñaba con un país más libre y más justo, pero su sacrificio todavía no vale la pena, las autoridades no valoran lo que los jóvenes hicieron hace ocho años”, sostiene Marcela, que hoy cursa el último año del bachillerato y quiere ser historiadora, para salvar la memoria de todo lo que pasó.
OLIMPISTA. Henry tenía 20 años, estudiante de informática, trabajaba como auxiliar en un estudio de ingeniería. Era fanático de Olimpia, miembro de la barra “Mafia Negra”, pero esa noche no fue a ver jugar a su club contra Corinthians. Su otro gran amor, el Paraguay, le reclamaba en la plaza.
“Henry era dos años mayor que yo, era mi compañero en todo. Me llevaba a las fiestas, a la Iglesia, me protegía, era celoso”, revela Gladys Geraldine. “Yo vine a la plaza solo para cuidarle a mamá, no me iba a meter, pero estando aquí, al ver todo lo que pasaba, sentí que algo despertó dentro de mí y me sumé a la resistencia. Seguramente es el patriotismo”, cuenta la joven.
Henry fue abatido por dos balazos, mientras hacía correr con piedras y palos a los atacantes, en la vereda de Presidente Franco y Alberdi, frente al Teatro Municipal.
Ahora su mamá, Gladys Bernal, camina por la plaza casi desierta, cierra los ojos y siente que vuelve a revivir todo, como si fuera hoy.
“Lo que más nos duele es ver que varios de los asesinos que mataron a Henry y a los demás chicos continúan en libertad, caminan por esta misma plaza y se sientan en sus bancas, en el Congreso. Yo no me voy a cansar nunca de reclamar justicia. Es lo único que quiero: ¡Justicia!”, grita indignada.
Y la plaza entera repite el eco de sus palabras: ¡Justicia...!
EL CASO DE LA MASACRE EN LA PLAZA
26 de marzo de 1999
Asesinados
Manfred Stark González
Víctor H. Molas
Henry Díaz Bernal
José Miguel Zarza
Arnaldo Espínola
Tomás Rojas
Cristóbal Espínola
Condenados
Walter Gamarra, 25 años (*)
Niño Trinidad Ruiz Díaz, 18 años (**)
Lidio Ramón Torales, 8 años (**)
Héctor Flores, 4 años (**)
Nelson Caballero, 3 años (**)
(*) Único preso. Apeló la sentencia.
(**) Lograron la libertad ambulatoria.
Sobreseídos
Raúl Cubas
Carlos Cubas
Carlos Maggi
Lino Oviedo (parcialmente)
Absuelto
César Durán
Procesados con fueros
Miguel Corrales
Carmelo Benítez
Benjamín Maciel Pasotti
Senadores liberados
Octavio Gómez
Enrique González Quintana
Amado Yambay
José Francisco Appleyard