Olimpia con un partido menos alcanzó la cima del torneo Apertura, ganando con autoridad a un deslucido Sportivo Luqueño.
El Decano jugó con piloto automático, porque cada pieza sabe qué movimientos realizar, cómo gestar y culminar las jugadas. El estratega Daniel Garnero vivió una noche tranquila porque el rival no fue capaz de generar turbulencias.
Pedro Sarabia, DT auriazul, consciente de las limitaciones de su equipo, armó un esquema 1-4-5-1, poblando el medio, tratando de restringir los avances de bicampeón, pero Olimpia tiene los papeles en orden, tiene todo muy claro y superó sin mayores problemas la zona que intentó controlar Luqueño.
Una vez que Olimpia se instaló en ataque, desarticuló la contención local en base a precisión, velocidad, habilidad y contundencia (a los 20' ya ganaba 3-0).
Bajó la intensidad. En el complemento el Franjeado siguió con la misma aplicación y jugó como si fuese que el partido estaba empatado, pero sin repetir la intensidad del primer tiempo.
Luqueño venía mal y se topó con la mejor versión de Ale Silva, que mejoró sustancialmente su nivel con relación al juego contra San Lorenzo.
Roque Santa Cruz, arropado por la genialidad de Mendieta, la frescura de Quintana y asistido por Silva (cero egoísmo) demostró que sigue siendo letal a la hora de marcar goles.
Olimpia sin sobresaltos desembarcó en la cima del torneo. Por su parte Luqueño se hunde en un mar de dudas e impotencia, acechado por la sombra negra del promedio.