–Aquí se instaló la idea de que el voto preferencial solo es factible aplicar con urna electrónica. En su país han tenido elecciones locales el mes pasado, y tengo entendido que tienen el sistema de listas desbloqueadas y no requirieron de ese tipo de urnas. ¿Cómo lo hicieron?
–Es mentira que lo uno dependa de lo otro. En Colombia estamos con voto preferente; con cifra repartidora, también tenemos sistema mixto, y no hemos aplicado el voto electrónico. El mes pasado acabamos de tener una de las elecciones más grandes: 36 millones de empadronados, para renovar los gobiernos de más de 1.100 alcaldías y de los 32 departamentos del país, por primera vez en paz o en etapa del post conflicto. No utilizamos sistema electrónico –36 millones están habilitados para votar–, se cuentan las papeletas. A las 4 de la tarde se cierra la votación y a las 7 de la noche ya se tiene confirmado los resultados. Así ha sido históricamente.
–¿Cómo explica que así sea?
–Es madurez de los proceso y de la capacitación. Tenemos 16 años ajustando este proceso y aunque hemos aprobado el voto electrónico hace igual número de años, no lo hemos puesto en práctica. Está aprobado por ley y tenemos términos para empezar a implementarlo, pero no se ha hecho.
–¿Por qué?
–Porque hay que ajustar el sistema. Todos los cambios de sistemas vienen de un contexto y tienen que tener obligatoriamente un proceso de pedagogía, de capacitación.
Nosotros arrancamos a trabajar con biometría. Es parecido al sistema electrónico, pero tu votas con tarjetones (papeleta), solo colocas la huella dactilar en el papel para votar. Para aplicar esto, previamente se recogieron las huellas, las escaneas y cruzas contra una base de datos de huellas que tiene la de todos los ciudadanos desde 1952. Es una medida para evitar suplantación de electores. Da más certeza, seguridad.
–¿Qué es la cifra repartidora que menciona usted?
–Es la fórmula para garantizar la equitativa representación de los partidos, movimientos y grupos significativos de ciudadanos. Resulta de dividir sucesivamente por uno, dos, tres o más, el número de votos de cada lista en forma decreciente hasta que se obtenga un número igual al número de curules (bancas) a proveer. El resultado menor se llamará cifra repartidora. Cada lista obtendrá tantas curules como veces esté contenida la cifra repartidora en el total de sus votos. Es una operación matemática. Depende de cada partido y su umbral.
–¿A qué se refiere cuando habla de umbral?
–Al número de votos válidos que debe tener un partido o movimiento político para lograr una curul en el Congreso de la República. Esta cifra se calcula en cada elección, puesto que depende del número de votos válidos que en total se depositen durante cada jornada electoral.
–Mencionó que tienen un sistema mixto de listas: Las listas abiertas o de voto preferencial y las cerradas. ¿Cómo se establece cuál de ellas se va a utilizar?
–Cada partido. Cada uno de ellos tiene su propio proceso democrático interno. Algunos lo hacen por consulta interna, depende como lo tengan establecido en sus estatutos. Es el respeto a los partidos. La pedagogía es interna a los partidos. Ellos tienen que preparar sus líderes, sus candidatos, su funcionamiento interno. Tienen que prepararse para el proceso electoral. Los partidos tienen que asumir esa responsabilidad.
Ahora bien, frente a una reforma, como la que están arrancando ustedes en Paraguay, con la aprobación del voto electrónico, hay que tomarse el tiempo para esa pedagogía. Estos son sistemas que se van madurando, que se deben ir trabajando.
–Hemos escuchado otras voces, incluso de su país, que advierten que el desbloqueo de listas es un sistema que termina afectando profundamente a los partidos, puesto que enfrenta fuertemente a los afiliados de la misma nucleación. ¿Qué opina usted?
–Esas son las consecuencias que surgieron hace algunos años y muchos candidatos se retiraron de los partidos tradicionales. Sí ha existido mucha disconformidad. Ahora se trató de volver a las listas cerradas por medio de una reforma, pero no prosperó. No pasó. Yo creo que se va a volver a presentar.
En Colombia castigamos la doble militancia. Uno no puede hacer política en dos partidos a la vez. Ejemplo: Una persona aspira a ser gobernador por un partido, pero no llega solo con eso, y sale a buscar co-avales de otros partidos. A mí me parece sana esta medida, porque es la manera en que los partidos cohesionan su ideología y los programas; se vuelvan robustos y la democracia también.
–¿De qué manera conforman las mesas electorales?
–La Registraduría Nacional del Estado Civil monta el proceso electoral y la integración de las mesas o jurados de votación. Se convoca aleatoriamente a los ciudadanos mayores de edad, a los que se los capacita previamente. Es de carácter obligatorio, y hay unas multas para los que no asisten al llamado.
–¿Cómo se da la violencia política contra las mujeres, según su experiencia?
–No proveyéndoles de los fondos para su campaña, capacitación y formación de sus liderazgos, o no destinando los recursos partidarios para una encuesta o gastos de propaganda electoral. Estas son formas sutiles de violencia de los partidos contra la mujer.
Perfil
Doris Méndez. Abogada por la Universidad Autónoma de Colombia. Candidata a magíster en Derecho Procesal Constitucional de la Universidad Lomas de Zamora de Buenos Aires, Argentina. Se desempeñó inicialmente como asesora del Consejo Nacional Electoral durante 8 años, y actualmente ejerce como magistrada de este organismo por el periodo 2018-2022.
Frente a una reforma, como la que están arrancando en Paraguay, con la aprobación del voto electrónico, hay que tomarse el tiempo. Son sistemas que se deben ir trabajando.
Todos los cambios de sistemas electorales vienen de un contexto, y tienen que tener obligatoriamente un proceso de pedagogía, de capacitación, de madurez.