25 jun. 2025

No hay reconciliación sin donación de la propia vida

Hoy meditamos el Evangelio según san Juan 6,44-51. “Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios”: mencionó el papa Francisco en una catequesis desde la Biblioteca del Palacio Apostólico, como lo hace desde que comenzó la pandemia.

El Obispo de Roma subraya que de hecho, la paz del Señor es diferente a la que da el mundo, con sus guerras y con sus múltiples tratados de paz rotos. La paz que viene del Señor es la que “hace de dos pueblos uno solo”; como afirma San Pablo en la carta a los Efesios, es la paz que aniquila la enemistad y que reconcilia con la sangre de su cruz. Y el Papa afirma que esta Bienaventuranza es la más activa, explícitamente operativa, e indica “iniciativa y laboriosidad”:

El amor por su nacimiento es creativo y busca la reconciliación a cualquier costo. Los que han aprendido el arte de la paz y lo practican saben que no hay reconciliación sin el don de la vida, y que hay que buscar la paz siempre y en cualquier caso. Siempre y en cualquier caso. ¡No olviden esto!

“El verdadero shalom y el verdadero equilibrio interior – afirma finalmente el Pontífice – vienen de la paz de Cristo” capaz de generar “una nueva humanidad, encarnada en una multitud infinita de santos y santas, inventivos, creativos, que han ideado formas siempre nuevas de amar”. En esta vida como hijos de Dios, está “la verdadera felicidad”. “Bienaventurados aquellos que van por este camino”.

Extractaremos en la semana frases de San José María Escrivá en una novena por los enfermos: Dios escucha la oración de los enfermos... “La alegría que debes tener no es esa que podríamos llamar fisiológica, de animal sano, sino otra sobrenatural, que procede de abandonar todo y abandonarte en los brazos amorosos de nuestro Padre-Dios. (Camino, nº 659)…La alegría es consecuencia necesaria de la filiación divina, de sabernos queridos con predilección por nuestro Padre Dios.