“Cada día aumenta más (el número de asistentes) para la leche, para la cena... Vienen chicas jóvenes con hijos chiquitos, que traen los documentos para poder anotarse. Si no vienen, no comen”, afirma Valiente.
Todos los vecinos del barrio coinciden en lo mismo: los niños y adolescentes son los que más sufren la pobreza en Argentina, agravada por una espiral inflacionaria que devalúa las ayudas del Estado y comprime el poder adquisitivo de quienes viven de un empleo no registrado.
Según los últimos datos oficiales, la pobreza urbana afecta al 54,2% de los argentinos de entre 0 y 14 años, 14,5% más que hace cinco años, lo que consagra a este grupo como el más vulnerable del país. Un 33% de los menores de edad de Argentina padecen inseguridad alimentaria y otro 14,4% sufren inseguridad alimentaria severa, según el último informe del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia. EFE