La calle Palma, un ícono de Asunción, el centro comercial por excelencia, se resiste a morir y sigue pidiendo a gritos volver al esplendor del que hacía gala en otras épocas.
Con la pandemia, la situación de abandono de esta céntrica arteria se hizo más profunda, debido a que muchos negocios, tiendas, restaurantes y bares, incluso algunos muy tradicionales —como El Lido—, decidieron mudarse a otros sectores, por no afrontar los altos precios de los alquileres, impuestos y tasas municipales.
Pero, como siempre pasa, muchos se fueron, pero otros negocios llegaron o decidieron quedarse para seguir apostando por la calle más renombrada de la capital, y tienen planes concretos para revitalizarla.
Los negocios que se quedaron apelan a un mayor apoyo de las instituciones competentes, del Gobierno Central y del Municipio, para recuperar el comercio, el ocio y el placer de palmear, sobre una calle cómoda, limpia, iluminada y segura.
Color y alegría. Una golondrina sí hace primavera, se podría afirmar para describir el caso de los pocos negocios que aún apuestan por permanecer sobre la calle Palma; como, por ejemplo, la tienda Bazzar, que decidió no solo enfocarse en lo comercial, sino otorgarle vida a la esquina en donde está ubicada, con instalaciones coloridas y vibrantes, que llaman la atención.
Su techo de paraguas multicolores o la nueva decoración alusiva a la primavera lograron que la esquina de Palma y Ayolas, sea la concurrida y admirada, a cualquier hora del día, para comprar o para hacerse selfies. Un golpe de márketing superefectivo, sin duda, pero que según el gerente de esta empresa, Sergio O’Higgins, no apunta a lo estrictamente comercial, sino a convertir Palma en un espacio para el disfrute, el ocio y las manifestaciones artísticas.
“Mi intención es revivir el comercio, de lunes a sábado, captando más clientes, más aún con la próxima instalación de los futuros ministerios en el Puerto de Asunción. Y convertirla en peatonal los fines de semana, para que la gente pueda caminar, observar espectáculos públicos, comprar en las tiendas y también adquirir artesanías en las veredas”, expresa O’Higgins, un empresario de origen brasileño, que invierte en Paraguay desde hace más de 20 años.
Explica que le encantaría que los restaurantes saquen sus mesas en las veredas, “no a la calle”, como durante la pandemia, para que la gente pueda desplazarse sin tener que esquivar mesas. “No apuntar solo a fomentar las compras, sino también la cultura, la diversión, el esparcimiento para los chicos, ir a pasear con las mascotas, instalar bicicletas públicas y observar las vidrieras, apreciar la moda, lo que se está usando. Claro que todas estas acciones pueden conllevar ventas, pero no es lo fundamental, lo importante es que la gente se vuelva a volcar al centro, que lo sienta y ame estar ahí, que lo disfrute al máximo”, expresa.
Otra renombrada tienda que decidió instalarse hace unas semanas sobre Palma es Surcos, que ahora ocupa una antigua galería, totalmente restaurada, que otorgó un nuevo y renovado semblante a la esquina en donde está ubicada. “Decidimos mudarnos a Palma, aprovechando que los precios de los alquileres bajaron bastante”, dice su director, César Martínez.
Agrega que ahora esperan mayor apoyo de la Municipalidad de Asunción, para que cumpla con su parte de limpiar y ordenar, y gestione mayor iluminación y seguridad. “Las condiciones están dadas, hace falta que la gente invierta un poco y se mude de nuevo al centro”, asegura Martínez, para afianzar el comercio sobre la calle Palma.
