24 abr. 2024

Necesitamos con urgencia un sistema de movilidad urbana

Dos situaciones cotidianas se repiten de manera continua sin que las autoridades consideren tomar medidas urgentes para al menos aliviarlas: el caos en el tránsito y las reguladas del transporte público que socavan a diario la dignidad de miles de paraguayos. Es una tarea pendiente del Estado paraguayo, de sus instituciones y los funcionarios asignados a estas, conformar un equipo que de manera perentoria analice la problemática en su conjunto y ofrezca respuestas a las demandas ciudadanas. El caos que vivimos es intolerable.

La iniciativa de habilitar unos escasos kilómetros de sendas para bicicletas en Asunción ha generado un desordenado debate. Como en otras situaciones, en el país, las críticas se enfocan en el árbol dejando de lado el resto del bosque.

En el Paraguay nos hemos enfocado apenas a aplicar parches a nuestros grandes problemas de movilidad. Dos gobiernos colorados consiguieron darle el tiro de gracia a un proyecto como el Metrobús, que, si bien no aportaría una solución completa al problema del caos del tránsito, podría habernos introducido al nuevo paradigma del sistema de transporte. Tras este fracaso en Asunción se ha intentado “organizar” el tránsito con el estacionamiento tarifado, proyecto que también, de momento, fue dejado de lado. El tercer acto lo estamos viviendo ahora con las bicisendas.

Todos los proyectos mencionados están relacionados con el sistema de movilidad urbana, pero estos fracasos y programas implementados de manera improvisada, al final no aportan la solución. Es por esa razón que en el Paraguay, no solo para la capital y su área metropolitana y el Departamento Central, necesitamos con urgencia trabajar en un nuevo sistema de movilidad.

Antiguamente, y lamentablemente nuestro país aún permanece en este periodo del desarrollo, la solución a la movilidad de la población se articulaba mediante el sistema de transporte público e infraestructura vial como carreteras más amplias, pasos a desnivel y viaductos; la meta era básicamente que mayor cantidad de personas y bienes pudieran trasladarse de un lugar a otro en el menor tiempo posible. El esquema se basaba también en el uso del automóvil y no en resolver el problema de la movilidad para las grandes masas.

Es por esta razón que en la actualidad padecemos un caos irresoluble en el tránsito de nuestras ciudades y, como además no contamos con un sistema de transporte público, la ciudadanía sufre cotidianamente largas esperas de las unidades de transporte, así como tremendas dificultades para moverse de un lugar a otro de manera cómoda y eficiente. Los desplazamientos en la zona de la capital y en el área metropolitana demanda horas y le cuestan al ciudadano paciencia y tiempo de descanso.

La movilidad urbana es uno de los temas más importantes cuando se habla del desarrollo de las ciudades. Los expertos la consideran una necesidad básica para la población y advierten que debe estar enfocada en las personas, lo que equivale a decir en su bienestar.

Los gobiernos tienen la responsabilidad de articular las soluciones a los problemas, y en el caso de Paraguay, al tema del caos se suma el hecho de que ni el Gobierno Central ni los locales se han visto capaces de ofrecer respuestas a nuestras urgentes necesidades.

Urge, por tanto, conformar alguna mesa de trabajo con expertos que puedan ofrecer soluciones, pero con una visión de conjunto. Cuando hablamos de transporte no hablamos solamente de buses y automóviles. Las personas precisan para desplazarse con seguridad y comodidad otros medios de transporte; las ciudades bien organizadas cuentan con el sistema denominado BTR, el sistema de autobús de tránsito rápido, tienen metro, tranvías, sistema de trenes de cercanía y largas distancias, así como también bicisendas en las ciudades. Por tanto, lo que se espera de las autoridades es que tomen decisiones de acuerdo con las características propias del país y de nuestras ciudades para ofrecer alternativas de transporte para la población.

Decir que el sistema está saturado y no hacer nada al respecto ya no es suficiente. Existen recursos, pero faltan autoridades comprometidas en mejorar la calidad de vida de la población.

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