25 dic. 2025

Murió Andreotti, un emblema del poder en Italia

REUTERS

ROMA - ITALIA

Giulio Andreotti, siete veces primer ministro de Italia y una de las figuras más importantes de la posguerra, murió a los 94 años, dijeron ayer fuentes de su familia.

Andreotti, un destacado miembro del difunto partido Democracia Cristiana (DC) que dominó la política italiana durante casi 50 años después de la Segunda Guerra Mundial, fue diputado en cada legislatura italiana desde 1945. Desde 1991 era senador vitalicio.

Sufría de problemas respiratorios desde hacía un tiempo y falleció en su hogar, dijeron las fuentes. Andreotti, con su característica espalda encorvada y su discreta ironía, fue una figura emblemática que polarizó la opinión pública italiana desde que entró en el Gobierno a los 28 años hasta que fue acusado de asesinato y de vínculos con la mafia a finales de la década de 1990.

En 1999 fue absuelto de haber ordenado el asesinato del periodista Mino Pecorelli y en 2004 del cargo de asociación con la mafia después de un juicio y dos apelaciones.

Andreotti se convirtió en miembro del Gobierno en 1947 como subsecretario de gabinete a los 28 años, y se mantuvo en la primera línea de los puestos ministeriales en docenas de gobiernos en las décadas 1970 y 1980.

Fue el ministro del Interior más joven de Italia a los 34 años, ocho veces ministro de Defensa y cinco veces de Relaciones Exteriores.

Andreotti era primer ministro en 1978 cuando las Brigadas Rojas de extrema izquierda secuestraron y luego asesinaron al presidente demócrata cristiano Aldo Moro, en uno de los capítulos más oscuros de los llamados Años de Plomo, en los que cientos de italianos murieron por la violencia política.

Andreotti se lleva a la tumba secretos de la historia de Italia, de la Guerra Fría, de los Años de Plomo, del Vaticano, de Cosa Nostra, de la logia masónica P2, del terrorismo. Su papel como canciller, mediador en conflictos internacionales y sobre todo a favor del diálogo con el mundo árabe, le valieron elogios incluso de sus enemigos, la izquierda italiana y las críticas de EE. UU.