19 abr. 2024

Muertes en el tránsito, la otra pandemia que hay que combatir

Las muertes diarias causadas por el Covid-19 siguen despertando miedo y alarma, pero hay otra pandemia más antigua y que resulta mucho más mortal, que para muchos ya forma parte de un cuadro cotidiano considerado “normal”, cuyas estadísticas no se detuvieron ni siquiera durante la cuarentena más estricta y que han vuelto a aumentar considerablemente en esta etapa de mayor relajo, tras la apertura de fases. Un 120 por ciento de ocupación con casos de pacientes por accidentes de tránsito reporta el Hospital Nacional de Itauguá en la Urgencia de Cirugías y de Clínica Médica, mientras unos 5.828 pacientes por accidentes de tránsito ha recibido el Hospital de Trauma desde el 12 de marzo al 11 de octubre. Es necesario combatir también a esta pandemia. Las vacunas existen: se llaman educación y conciencia ciudadana.

Mientras un gran sector de las autoridades sanitarias y de la misma población se mantienen en alerta y con temor ante la persistencia de la continuidad de la pandemia del coronavirus, existe otra pandemia más antigua, que aparentemente ya ha sido aceptada como “normal”, y que ha vuelto a aumentar tras el paulatino abandono de las medidas de protección de las cuarentenas más estrictas.

Lo ha señalado con vehemencia el doctor Agustín Saldívar, director del Hospital de Trauma, en Asunción: “Con los compañeros del área de Urgencias nos preguntamos qué está pasando, parece que todos se están volviendo locos. Ahora ya no es más que los accidentes ocurren viernes, sábado y domingo, ahora todos los días hay accidentes que duplican a los pacientes y a la asistencia médica”, dijo en una entrevista periodística.

Tan solo durante el anterior fin de semana, más de 1.600 pacientes ingresaron al Hospital de Trauma por casos de accidentes viales, de los cuales la mayoría han requerido de cirugías y de servicios de terapias médicas por la gravedad de su estado de salud.

Si bien los números de los traumatizados y de las consultas se redujeron durante las tres primeras semanas de la cuarentena total, entre marzo y abril, una vez que se empezaron a flexibilizar las restricciones para la circulación vial, la curva de accidentados se disparó de nuevo a partir de la fase 2 de la desescalada, según las estadísticas

La liberación de las fases más estrictas de la cuarentena ante la pandemia del coronavirus ha llevado a colmar las salas de Urgencia. Un 120 por ciento de ocupación reporta el Hospital Nacional de Itauguá en la Urgencia de Cirugías y de Clínica Médica y unos 5.828 pacientes por accidentes de tránsito recibió el Hospital de Trauma desde el 12 de marzo al 11 de octubre.

“La cuarentena tuvo una peculiaridad: Cada vez que las fases cambiaban y un fin de mes había liberación o flexibilización en las medidas de control, se disparaba hacia arriba la cantidad de accidentes”, indicó también el doctor Saldívar, apuntando a que “al paraguayo la falta de control le empuja al libertinaje”. De acuerdo con el médico, la mayoría de los accidentes están relacionados con la velocidad, la falta de respeto a las normas de tránsito y al consumo de bebidas alcohólicas o de algún estimulante.

Cada día, las noticias son estremecedoras, en muchos casos acompañadas de videos de cámaras de seguridad que muestran a personas embestidas en la vía pública por conductores en estado de ebriedad o manejando con mucha imprudencia, motociclistas que salen a gran velocidad sin usar cascos ni respetar semáforos, choques o arrollamientos que enlutan a familias enteras. Y el grave riesgo de que el hacinamiento en los hospitales también aumenta los casos de contagios con el Covid-19.

La otra pandemia ya ha acabado por incorporarse como parte de la realidad cotidiana, pero no deberíamos acostumbrarnos a considerarla como “algo normal”, porque no lo es. A esta pandemia también necesitamos combatirla. En este caso, las vacunas existen: se llaman educación y conciencia ciudadana.

Más contenido de esta sección
Las ventas al público en los comercios pyme de Argentina cayeron un 25,5% interanual en febrero pasado, golpeadas por la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores a causa de la elevadísima inflación, y acumulan un declive del 27% en el primer bimestre del año, según un informe sectorial difundido este domingo.
El mandatario decidió crear el fondo nacional de alimentación escolar esperando un apoyo total, pues quién se animaría a rechazar un plato de comida para el 100% de los niños escolarizados en el país durante todo el año.
Un gran alivio produjo en los usuarios la noticia de la rescisión del contrato con la empresa Parxin y que inmediatamente se iniciaría el proceso de término de la concesión del estacionamiento tarifado en la ciudad de Asunción. La suspensión no debe ser un elemento de distracción, que nos lleve a olvidar la vergonzosa improvisación con la que se administra la capital; así como tampoco el hecho de que la administración municipal carece de un plan para resolver el tránsito y para dar alternativas de movilidad para la ciudadanía.
Sin educación no habrá un Paraguay con desarrollo, bienestar e igualdad. Por esto, cuando se reclama y exige transparencia absoluta en la gestión de los recursos para la educación, como es el caso de los fondos que provienen de la compensación por la cesión de energía de Itaipú, se trata de una legítima preocupación. Después de más de una década los resultados de la administración del Fonacide son negativos, así como también resalta en esta línea la falta de confianza de la ciudadanía respecto a la gestión de los millonarios recursos.
En el Paraguay, pareciera que los tribunales de sentencia tienen prohibido absolver a los acusados, por lo menos en algunos casos mediáticos. Y, si acaso algunos jueces tienen la osadía de hacerlo, la misma Corte Suprema los manda al frezzer, sacándolos de los juicios más sonados.
Con la impunidad de siempre, de toda la vida, el senador colorado en situación de retiro, Kalé Galaverna dijo el otro día: “Si los políticos no conseguimos cargos para familiares o amigos, somos considerados inútiles. En mi vida política, he conseguido unos cinco mil a seis mil cargos en el Estado...”. El político había justificado así la cuestión del nepotismo, el tema del momento.