30 abr. 2025

Migración y remesas

Dos temas que están estrechamente vinculados a la realidad social de nuestro país son la migración, que no es reciente y ha sido la válvula de escape por excelencia del problema laboral; y las remesas, que suplen el papel de políticas sociales focalizadas y se han convertido en parte importante del ingreso de las poblaciones vulnerables de nuestra sociedad. Ambos fenómenos tienen altos costos en términos del desprendimiento familiar y de las privaciones que implica ahorrar para enviar dinero y mitigar la pobreza.

Por Dionisio Borda

Por Dionisio Borda

Dejar el país. La migración viene de larga data. Históricamente la Argentina ha sido el país receptor de nuestra fuerza laboral, de paraguayos que iban en busca de trabajo o a pedir refugio político. Hasta hoy, según las estimaciones, sigue siendo el país que alberga a la mayor cantidad de paraguayos que viven fuera de nuestras fronteras.

Más recientemente, desde la década de 2000, España se ha convertido en el principal centro de atracción de migrantes paraguayos. A pesar de que la crisis económica de 2008 y 2009 ha frenado el flujo migratorio, se estima que alrededor de 150.000 paraguayos siguen viviendo en ese país. También Brasil y Estados Unidos son receptores importantes del flujo migratorio de compatriotas que dejan nuestro país para buscar trabajo.

Paradójicamente, fue durante el auge económico del Paraguay de los años 2000, periodo en que se habrían generado más oportunidades de empleo en el país, cuando se produjo la mayor emigración de connacionales a España. Claro está que en el mismo periodo tuvo lugar el boom económico de España, que significó mayor demanda laboral en ese país.

¿Pero quiénes viajaban? Los emprendedores pobres. Los hombres y mujeres que dejaban nuestro país eran los más audaces, que iban a buscar los nuevos horizontes que no hallaban en su propia tierra. Era frecuente encontrar en el aeropuerto a gente humilde, que en su gran mayoría nunca antes viajó por avión, despidiéndose con el llanto de sus familiares. Personas que se endeudaban para partir a Europa en busca de una oportunidad laboral que les permitieran ahorrar para sostener a la familia que quedaba en el Paraguay, sin madre o padre en el hogar.

Sacrificar bienestar. Más allá del concepto de sacrificar el consumo de hoy, como en la economía se define el ahorro, los migrantes sacrifican el mínimo confort de la vivienda y el ocio y multiplican el esfuerzo laboral para generar excedentes que poder remesar. La inserción laboral más frecuente en el exterior se da en el área de construcciones y servicios, principalmente servicios domésticos.

De ese grupo de migrantes empezaron a venir las transferencias, destinadas fundamentalmente a gastos corrientes. Las remesas constituyen actualmente entre 1% y 2% del producto interno bruto del Paraguay. Según los datos oficiales del Banco Central de Paraguay, las partidas remesadas por paraguayos que viven y trabajan en el exterior llegaban a solo USD 67,7 millones en 2004 y fueron luego aumentando en forma paulatina hasta alcanzar la cifra de USD 528,5 millones en 2012, con posteriores caídas a 519 ,3 millones en 2013 y 422,1 en 2014 (ver gráfico). Es importante señalar que la participación del dinero enviado desde España en el total de remesas aumentó de 29% en 2004 a 56% en 2012 y 63% en 2013, para caer luego a 60% en 2014. España, sin lugar a dudas, sigue siendo importante en la generación de remesas (ver cuadro).

La mayoría de los migrantes son jóvenes que remiten dinero a sus familiares. Según la Encuesta Permanente de Hogares, 145.864 familias recibieron remesas del exterior en 2013. Esto representa el 8,4% de los hogares: el 6,9% en el sector urbano y 10,6% en el sector rural. En el año 2014 las remesas disminuyeron y alcanzaron a beneficiar a 115.240 familias, con una incidencia del 6,6% en el total de hogares, 5,9% en la zona urbana y 7,6% en la rural.

Por su valor monetario y alcance familiar, la migración y las remesas equivalen a los programas de transferencias monetarias y suplen la presencia del Estado haciéndose cargo de las poblaciones pobres y excluidas. Es un “subsidio privado” de los pobres para los pobres.

Además, las remesas tienen un formidable efecto multiplicador. Esta cadena de transferencias de efectivo y gastos beneficia a los intermediarios financieros y vendedores de artículos de consumo durables y no durables. Pero esos beneficios tienen un elevado costo social cuyos efectos son irreversibles, en muchos casos, por las ausencias que dejan familias desmembradas en los hogares abandonados.

Como consecuencia de la crisis económica internacional, algunos migrantes paraguayos han retornado al país con ciertas destrezas aprendidas y la misión cumplida de haber ayudado a sus familiares; otros vuelven con un poco de capital para empezar algún negocio como cuentapropistas y muchos se quedan allá a seguir enfrentando la situación más difícil del mercado de trabajo, buscando las oportunidades que su país no les dio.