Como respuesta al clamor de varios gremios relacionados a la construcción, el Ministerio de Industria y Comercio (MIC) decidió eliminar las restricciones que pesaban sobre la importación de alambrón y varillas de hierro y acero. Así lo anunció en la tarde de ayer la titular de la cartera de Estado, Liz Cramer, quien estuvo acompañada de referentes del sector privado.
En la parte resolutiva de la Resolución Nº 861 se menciona que el MIC decidió abrogar las resoluciones del año 2015 que estipulaban cupos para el ingreso de los productos mencionados.
A criterio de la ministra, se mantendrá la licencia previa automática, asegurando que las partidas deben cumplir siempre con los requisitos de calidad, pero ya no se restringirá la importación. Además, especificó que las solicitudes de licencias que cumplan con los requisitos serán liberadas.
A su turno, Carlos Oses, presidente del Centro de Industriales Metalúrgicos del Paraguay (Cime), expresó que lo correcto es aplaudir la decisión gubernamental, ya que la normativa anterior afectaba al sector y a los demás en torno a la construcción. “La anterior reglamentación hacía que faltara la materia prima para las industrias, se encareciera el precio por el tema de Aduanas y los precios resultaban diferentes a los que otorgaba el mercado libre”, destacó.
Recordó que el Cime había reclamado varias veces a la administración anterior, pero que no se tuvo eco, incluso explicando sobre la discrecionalidad que afectaba a toda la industria. Destacó que particularmente el sector metalúrgico agradece el gesto del MIC, esperando que sea apenas el comienzo de fructíferas relaciones.
Por su parte, José Luis Heisecke, presidente de la Cámara Paraguaya de la Construcción (Capaco), enfatizó en que se dejaron etapas de monopolio hacia el producto, que desde siempre se había manejado con precios de mercado y de manera libre para la importación.
MÁS CARO. “Solamente un dato: en el hormigón armado incide un 33% la varilla de acero. Hace tiempo que los valores subieron un 15% más de lo normal, y todo por una decisión unilateral. Los constructores y quienes trabajan con el acero fueron castigados, mientras el consumidor final pagaba las consecuencias”, resaltó.