Las autoridades nacionales actuales han señalado que intentarán revertir el acuerdo a través de conversaciones con sus pares del vecino país. El Parlamento argentino aún no aprobó el documento, por lo que habría un espacio para renegociar una reducción de la deuda, que según algunos cálculos, la cifra acordada estaría en alrededor del doble de las estimaciones realizadas con anterioridad.
Con el pasivo acordado, aunque Paraguay tuviera la infraestructura necesaria los costos para la ANDE son muy altos, lo que significaría en la práctica no hacer uso pleno de esta fuente de energía.
Una renegociación de la Nota Reversal sería altamente beneficiosa para el país teniendo en cuenta que necesitamos una profunda transformación de la matriz productiva.
Paraguay requiere profundizar su paso hacia la industrialización, sobre todo de bienes con mayor valor agregado y de más alto impacto en el empleo.
La evolución económica de los últimos años demostró que necesitamos mejorar la calidad del crecimiento para que el mismo tenga efectos en la población. A pesar de que crecimos a tasas cercanas al 3%, los ingresos se deterioraron, las tasas de empleo se redujeron y no fue posible formalizar el trabajo de una amplia proporción de trabajadores.
Hoy estamos viendo los resultados de un desempeño mediocre. Una década de crecimiento económico a tasas superiores al 5% permitieron reducir la pobreza, pero muy lentamente, y mantener el desempleo bajo sin formalizar. Un cuarto de la población permanece pobre mientras que apenas un quinto de los trabajadores cuentan con seguridad social.
No habrá avances en la calidad del trabajo si el país no logra mejorar las condiciones que permiten mayor productividad. Sin energía eléctrica de calidad es impensable mejorar la capacidad productiva.
Paraguay necesita más energía y de menor costo para fomentar la inversión productiva.
La inauguración de la línea de 500 kilovoltios es solo el primer paso. No hay que cantar victoria ni creer que cambiará el país por sí sola. Esa línea debe ser utilizada en todo su potencial con energía accesible a la población paraguaya y al sector productivo.
El desarrollo exige una nueva negociación de la Nota Reversal para que Paraguay acceda a energía más barata.
La estrategia debe ser clara y transparente y debe estar motivada por un objetivo común: el que ambos países ganen.
Esperemos que las autoridades nacionales dimensionen la responsabilidad que tienen ante sí para con el país y los paraguayos. La corrupción y la complacencia deben dejar de estar en el centro para dar lugar a la inteligencia y a la soberanía energética.