Con el Jesús en la boca. La bendición del Ministerio de Salud para la realización de la tradicional peregrinación a Caacupé, bajo estricto protocolo sanitario, ha empezado a dividir las aguas.
Quienes están más preocupados por la situación son los profesionales de la salud, que vivieron un auténtico calvario este año, con la epidemia de dengue primero. Posteriormente llegó la pandemia del coronavirus, que por ahora se mantiene en una meseta.
Médicos temen que por aglomeración se genere contagio masivo. “Estuvimos más tranquilos poco más de una semana. Por eso nos toma de sorpresa la información de Caacupé. Uno se asusta de vuelta”, describe el director del Hospital de Contingencia del Ineram, doctor José Fusillo. “Justo cuando uno dice: ‘Mirá todo lo que pasamos, pusimos un poco de orden’, escuchamos que va a haber 1.000 personas en un lugar y siempre asusta un poco eso”, expresó.
Echando luz a la conciencia, desde su cuenta de Twitter la doctora Yolanda González, responsable del Hospital de Itauguá, recordó cómo en el Vaticano se conmemoró el último Viernes Santo. “Tendría que tomar este ejemplo la Iglesia”, señaló en su tuit, acompañado de una foto del papa Francisco en la soledad de la Plaza de San Pedro en uno de los días más importantes de la Semana Santa.
DIFICULTAD
Según el protocolo dado a conocer para la celebración mariana, 1.000 personas podrán ingresar en la misa del turno mañana, 800 a la siesta y otras 1.000 en la tarde.
Mantener un control estricto de casi 3.000 personas distribuidas en tres turnos, representa una gran dificultad, señala.
“Son personas que no solo van a rezar, también tienen que comer, beber, ir al baño. Eventualmente eso genera movimiento y puede en un momento descontrolarse”.
Sin embargo, Fusillo aguarda que la decisión haya sido tomada con base en un protocolo bien estudiado y aplicable. “A veces, los protocolos son perfectos en los papeles, pero a la hora de la aplicación es otra cosa. Ya hemos vivido eso en esta pandemia varias veces”, acotó.
CONTRADICCIÓN
Fusillo pone el dedo en la llaga al mencionar una contradicción que se da en este caso con las indicaciones habituales del Ministerio de Salud. Con la autorización dada a la Iglesia y los feligreses, se lanza un mensaje dudoso con respecto a lo que se debe hacer para evitar contraer el virus.
“Siempre venimos insistiendo que una de las bases para que no se dé el contagio, es evitar las aglomeraciones. Si estamos hablando de 1.000 personas es una aglomeración. De mi parte por lo menos tengo que tener un discurso coherente”, enfatizó.
Recordó que en ningún lado del mundo se ha descartado una segunda ola de Covid-19. Agregó además que siempre los eventos masivos abren la posibilidad de contagios masivos, como ocurrió en otros países.
“Ojalá que eso no ocurra acá. Pero creo que se podría haber tomado un poco más de tiempo para estas decisiones, esperar un poco más”, señaló.
Según comentó, desde hace más de una semana en el Ineram se da un respiro en la ocupación de camas, tanto en áreas comunes como en UTI.
Si digo a la población evitar aglomeraciones, no puedo promover una aglomeración por más protocolizada que esta sea. José Fusillo, Hospital Contingencia Ineram.