Por Brigitte Colmán
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No se asusten, no es mi intención escandalizarlos con mi vida privada. De lo que quiero hablarles es del hit de este verano. “La Bandida”, el tema de los Kchiporros que nos persigue a donde vayamos. Es casi imposible escapar. Con decirles que hasta mi jefa, de raíces tan serias, no puede evitar torturarnos ¡con la mentada cancioncilla!
La verdad, y para ser absolutamente sincera con Ud., señor lector, este tipo de temas no se encuadra precisamente dentro de mi estética musical.
También reconozco haber exclamado entre mis compañeras que era una verdadera pena que los papás y mamás de los muchachos de Kchiporros hayan gastado tanto dinero en buenos colegios para que sus hijos salieran a componer “ese tipo de cosas”. Y también creo haber citado a Mozart y a Beethoven, en uno de esos momentos de inevitable arrogancia.
Sí, lo asumo, a mí, el tema no me gusta, porque no me parece simpático, que una vez más seamos las chicas víctimas de una letra tan poco creativa y un tanto machista.
¿Por qué pio tuvo que ser una “bandida”? Si los bandidos normalmente suelen ser “ellos”.
En la redacción de este diario no todos han tenido la misma reacción que la que suscribe este comentario. Hubo quien cantó su propia versión diciendo: “Me enamoré de una mi amiga” y otro muy ingenioso declaró: “Me enamoré de diez bandidas”.
Y bueno, ya que estamos, confieso que en el rubro de poetas “musicales” yo me sigo quedando con Tom Jobin, Vinicius de Moraes, Bob Dylan, y Joaquín Sabina, ¡qué se le va a hacer!
Pese a todo, lo más importante es lo siguiente, atienda bien señora.
En el verano 2007, en cuanta fiesta de los muchachos y muchachas, en San Ber, en Checho’s, en su casa, en la calle, porque hasta los vendedores de cedés piratas ya lo tienen, Ud. va a tener que escuchar a estos chicos tan lindos de Kchiporros, cantando que se enamoraron de una bandida.
Para que vea. Este país también puede producir éxitos musicales. Digo, además de políticos corruptos que sólo piensan en sus propios intereses y exiliados económicos que se van a España.
Y, por suerte, además del calorazo, el fenómeno del Niño que no le va a dejar a Evanhy tapar los baches, los impuestos municipales que tocan a su puerta, el dólar tan bajito que preocupa a los exportadores, las vacaciones seis estrellas de Nicanor, la candidatura a la presidencia de Lugo y la inflación, escucharemos hasta hartarnos “Me enamoré de una bandida”.
Paraguay tendrá este verano en sus radios un éxito musical absolutamente “Made in Paraguay”. Y eso debería servirnos, por lo menos un poquito, para levantarnos la autoestima.
A todos, y especialmente a las bandidas.
Lo voy a repetir, por si no haya quedado claro: esta no es precisamente mi estética musical. Pero a mí me encanta, y celebro que sean unos muchachos paraguayos los que copen este verano las ondas de las radios nacionales.
¿Ven que podemos?