15 sept. 2025

Mayoría parlamentaria debe ser herramienta para servir al pueblo

Desde ayer tenemos un nuevo Congreso Nacional. Y, aunque desde el domingo 30 de abril había quedado claro que la ANR tendría una cómoda mayoría en ambas cámaras del Parlamento, es importante recordar en este momento político que vivimos que una mayoría implica un gran poder y una gran responsabilidad. El Partido Colorado debe ser capaz de gobernar con todos y para todos, sobre todo, tiene el desafío de utilizar esa mayoría como una herramienta para servir al pueblo y no para imponerse en forma arbitraria.

El nuevo Parlamento no solamente tiene mayoría colorada, sino que tendrá además el control absoluto por parte de un solo sector: el adscripto al ex presidente de la República, Horacio Cartes. Ese dominio total en ambas cámaras del congreso lo han logrado gracias a la colaboración de parlamentarios de la oposición. Desde el sector independiente del Partido Colorado hubo cierta reticencia respecto al peligro que representa para la democracia el copamiento del Estado por un solo sector político y económico, pero al final se aliaron al cartismo para darle la presidencia del Congreso.

De acuerdo con los resultados de las elecciones generales, la ANR obtuvo una aplastante victoria, logrando una diferencia de 15,26% de los votos, la mayor que se haya dado en la era democrática. El Partido Colorado no solamente logró la elección de su candidato a presidente, Santiago Peña, sino que además consiguió el control del Congreso Nacional. Este es un escenario político que no se veía desde la dictadura de Alfredo Stroessner.

Amerita por lo tanto, y en memoria de todo lo malo que representa la dictadura autoritaria y perversa que vivió el Paraguay, citar como advertencia a la clase política, en particular a la que gobernará el país, la frase de Lord Acton, quien escribió que todo poder tiende a corromper, y que el poder absoluto corrompe absolutamente.

La causa de la preocupación se debe a la supremacía de un sector político, que a duras penas, encontrará oposición y, por otro lado, debe ser un llamado de atención por el impacto que puede tener en el equilibrio de los poderes de la República, establecido en la Constitución Nacional.

Santiago Peña encontrará cuando asuma sus funciones el próximo 15 de agosto una coyuntura muy favorable para gobernar. No podrá decir que el Parlamento le pone trabas o no lo acompaña en sus proyectos de gobierno. Esto implicará para ambos poderes del Estado una suprema responsabilidad. El bienestar del pueblo paraguayo depende de que ambos sean capaces de desarrollar sus tareas de manera responsable y comprometidos con otorgarle mejor calidad de vida a la población.

Se espera de la mayoría en el Congreso que la ejerzan sabiamente y con racionalidad, que sean generosos y antepongan siempre los intereses del pueblo paraguayo por encima de sus propios intereses políticos y económicos.

Como muy oportunamente reflexiona el cardenal Adalberto Martínez, arzobispo de Asunción, sobre el hecho de que la democracia se fundamenta en el reconocimiento de la dignidad humana.

El obispo exhorta a los responsables de las instituciones de la República al fiel cumplimiento de los mandatos de la Constitución Nacional en lo que se refiere a que toda persona tiene derecho a vivir en un ambiente saludable y ecológicamente equilibrado; que los pueblos indígenas tienen derecho a la propiedad de la tierra y que el Estado les proveerá gratuitamente de estas tierras; que la reforma agraria es uno de los factores fundamentales para el bienestar rural y el desarrollo económico y social de la Nación. Los responsables de los poderes públicos, señala el cardenal, deben arbitrar las medidas para que el desarrollo sea integral que respete el principio del bien común, así como los derechos de los más pequeños y vulnerables y la sostenibilidad social y ambiental.

Esperamos que este nuevo Parlamento utilice su mayoría con criterio e inteligencia en beneficio del país; que diputados y senadores se enfoquen en crear leyes que tengan como único objetivo mejorar la calidad de vida de la población y que dirijan todos sus mejores esfuerzos en hacer posible que el Paraguay alcance mejores niveles de desarrollo y todos los paraguayos puedan acceder a una vida digna y con bienestar.