De este modo, los colorados cartistas enviaron un claro mensaje de retroceso en el respeto a la libertad de prensa y, más grave aún, avalaron la violencia contra las mujeres.
En sesión extraordinaria, 31 votos de la bancada colorada fueron suficientes para rechazar el pedido de sanción contra Esgaib que sí fue acompañado por 27 legisladores. Hubo 18 miembros de la Cámara Baja ausentes durante la sesión de ayer y cuatro que optaron por la abstención.
“En el video se ve cómo le cerró la puerta de manera violenta y por suerte no le fractura la mano, luego de haberle estironeado los micrófonos. El señor Esgaib ha pasado de las palabras a las manos, porque la vez anterior había sido sancionado por agredir verbalmente a cinco mujeres”, apuntó.
Dijo que hasta en la Justicia ordinaria se menciona que quien agrede verbalmente a una mujer recibe la sanción de no acercarse a ella como medida de protección contra la violencia.
La diputada Johanna Ortega apuntó al carácter “machista y misógino” de la reacción de Esgaib. “Ni el acto más bajo puede justificar la violencia”, indicó al tiempo la diputada por el Partido País Solidario. Lamentó que los cartistas estén “empecinados en una defensa corporativa”. Apuntó que el mensaje a la sociedad es que los casos contra las mujeres quedarán impunes. La diputada Alexandra Zena consultó a los defensores de Esgaib: “¿Acaso esto es la mafia? Le volvieron a defender a un tipo que fue violento con las mujeres por segunda vez. Harta de la hipocresía”, refirió.
Apuntan a regulación. La defensa más vehemente a favor de Esgaib sirvió además para que uno de los diputados deslice la intención del oficialismo para regular la prensa El diputado Derlis Rodríguez, justificó la violencia de su colega por una cuestión de defensa de “la familia”, y también pretendió dejar a su colega como un benevolente porque Esgaib no denunció la supuesta “coacción”, término leguleyo como el que los cartistas ahora califican al periodismo incisivo. El corolario de esta intervención fue advertir con que también “pueden perseguir” a la prensa.
“Le hicieron dos preguntas, ...y después siguieron avasallándole y ustedes saben cómo se llama esa acción, y es un delito, se llama coacción. El puede denunciar y se puede perseguir también, pero él no lo hizo”, señaló. No fue el único caso de defensa, puesto que luego de pretender dar cátedras de cómo hacer periodismo, la diputada Johanna Vega justificó la violencia contra su género.