Apenas inició la sesión extraordinaria de la Cámara Baja, los impulsores del juicio político admitieron que no contaban con los 51 votos que eran los dos tercios que precisaban en ese momento para avanzar en el proceso contra Quiñónez. Según el conteo antes del inicio de la sesión, llegaban aproximadamente a 47 los legisladores que estaban a favor del juicio político, pero luego quedaron evidenciadas varias fugas que complicaron aún más el panorama.
Ante este escenario, los sectores que impulsaron el juicio tuvieron que apelar a la medida dilatoria del estudio, para evitar el rechazo y optaron por retirarse de la sesión, dejando la sala con 39 legisladores, número que dejaba a la plenaria sin el cuórum legal requerido. Los 39 que quedaron con el evidente plan de salvar a Quiñónez eran los 24 cartistas más 15 legisladores entre oficialistas colorados “fugados” de su sector y liberales llanistas.
Pese a la evidente falta de cuórum, el titular de la Cámara, Pedro Alliana, continuó con la sesión y en todo momento evitó registrar la asistencia con la abierta intención de hacer tiempo y buscar los dos votos necesarios para archivar el proyecto de juicio político.
Entre los fugados de Añetete que quedaron a hacer números con los cartistas estaban Hugo Ibarra, Éver Noguera, Guadalupe Aveiro, Freddy D’Ecclesiis, Colyn Soroka, Luis Urbieta y Esteban Samaniego.
Soroka cambió de bando, pese a que días atrás denunció que recibía fuerte presión para no apoyar el juicio político.
En filas liberales estaban varios del sector llanista que de entrada siempre hicieron números con los cartistas en el apoyo a Quiñónez.
Alliana dejó correr varios minutos la sesión violentando el reglamento interno y ya cuando notó que no iban a modificar el tablero de números (en la plenaria ya ni siquiera estaban 35 diputados ya que varios optaron por salir), finalmente reconoció la falta de cuórum y optó dar por terminada la sesión.
El caos y el desorden fueron tales que, en un momento dado, el tablero seguía registrando que estaban 39 presentes en sala cuando que varios ya en ese momento abandonaron su lugar. No registraron la salida de al menos cinco legisladores y hubo denuncias de que varios diputados no estaban en la sala y fueron los funcionarios quienes marcaron presencia.
El líder de la bancada cartista, Basilio Núñez, aprovechó el momento para desacreditar el libelo acusatorio diciendo que era tan frágil como el papel sulfito. Sin embargo, al comenzar la sesión, la diputada encuentrista Kattya González presentó una sólida argumentación con apoyo documental para demostrar que Quiñónez incurrió en mal desempeño de funciones.
El libelo acusatorio consta de 13 causales, que fueron explicadas punto por punto ante la plenaria. Entre las causales se mencionaron que la Fiscalía actuó de manera negligente en el caso Metrobús y en el proceso que investigó el asesinato del dirigente liberal Rodrigo Quintana, ocurrido durante la enmienda de sangre. También se le acusó a Quiñónez de propiciar la protección al doleiro Darío Messer, y a varios intendentes y gobernadores acusados de hechos de corrupción.
“Sandra Quiñónez ha deshonrado el cargo, la investidura”, acusó González, pero no logró convencer a todos sus pares.
Mayoría. Los colorados oficialistas y opositores dejaron sin cuórum la sesión ante la falta de votos.
Prepotencia. Cartistas y aliados quisieron forzar la votación, pero fracasaron y juicio quedó en suspenso.