Maggie Leri es paraguaya residente en Uruguay desde hace un par de años y es el claro ejemplo de que un diagnóstico no define a la personas.
Ella es diseñadora de profesión y se dedicó durante muchos años a la comunicación visual para empresas. Sin embargo, actualmente se desempeña como coach ontológica y programadora neurolingüística. Este giro de timón se dio en el 2014, cuando Maggie de 40 años, por aquel entonces, fue diagnosticada con esclerosis múltiple (EM): “Durante años guardé mi historia como quien esconde una herida para que no se note. Hasta que entendí que compartirla no solo me liberaba a mí, sino que podía acompañar a otros”, confiesa la conferecista. Agrega que en su vida anterior al diagnóstico había muchas preguntas sin respuestas y menciona: “Sentía que mi cuerpo me gritaba cosas que los médicos no podían ver, y yo tampoco me animaba a escuchar”.
En este sentido, indica que su labor se centra en quienes atraviesan momentos complejos: “ Les ayudo a conectar con su propio poder. No desde la perfección, sino desde la aceptación y la transformación”. Sostiene que no ofrece fórmulas mágicas, sino que comparto procesos reales.
BRAVA: EL PODER DE ELEGIRNOS
Atravesar por una enfermedad como la esclerosis múltiple implica más que un proceso y una adaptación, “fue una reconciliación”, afirma Maggie. Ciertamente esta “travesía de ida”, como ella la define, no fue fácil y pasó por un maremoto de emociones como la resistencia y el enojo. Es por eso que su primer libro, titulado Brava, habla de su historia y la de “muchas personas que han sentido miedo, dolor, culpa o silencio”, según explica la autora. El material no solo habla de una enfermedad, sino también del cuerpo como mensajero, de las cicatrices emocionales, del abuso y, por supuesto, de la sanación.
Recientemente, la escritora dio una de sus charlas motivacionales en nuestro país, en donde aprovechó para compartir su historia plasmada en Brava y de cómo entendió que no podía seguir luchando contra sí misma. “Recién ahí pude comenzar a escuchar lo que mi cuerpo necesitaba decirme”, asegura la speaker que hoy se encuentra elaborando una versión de Brava para niños, además de la segunda parte del material para adultos. Otro de los libros que se encuentra en proceso consiste en una guía práctica de herramientas que la ayudaron a sanar y “que pueden acompañar a otros en sus propios procesos”, señala coach.
UNA HAZAÑA SOBRE EL MAR
La autora de Brava realizó en el pasado una singular hazaña: Cruzó el mar abierto desde la Isla Gorriti hasta las playas de Punta del Este. Pero esta proeza no se dio en el primer intento que fue en 2022, sino en el tercero. “Nadar 2.700 metros en mar abierto desde la Isla Gorriti fue mucho más que una prueba física. Fue una forma de decirme que puedo, que mi cuerpo todavía tiene fuerza, y que mi mente es imparable”, cuenta la deportista que también practica yoga y entrenamiento funcional. Ella recuerda que en su último intento, las personas que se encontraban en el lugar le dieron su apoyo desde que la vieron llegar. “La natación es un deporte hermoso, y en el agua todos nos vamos alentando para llegar a la meta”, comenta al respecto la valiente nadadora.
PROGRAMA FIT FOR LIFE
Fue, precisamente, su historia de superación y resilencia a través del deporte que puso a Maggie en la mira de la Unesco como embajadora de su programa Fit for Life. Así, el año pasado fue seleccionada como embajadora permanente del mencionado programa que nació luego de la pandemia: “Es un programa que promueve el bienestar físico, emocional y social como herramientas para la inclusión y la igualdad”, describe la embajadora de la Unesco.
Desde ese rol, Maggie comparte su experiencia en charlas, entrevistas y eventos internacionales, y representa a Paraguay en espacios donde se promueve el deporte como motor de transformación. “Mi mensaje es claro: El cuerpo puede tener límites, pero la mente puede ser infinita”, expresa. Añade que en el presente se encuentran desarrollando diversas actividades, seguir motivando a las personas a elegir un estilo de vida que incluya al deporte en la rutina diaria.
“No practico deportes para competir, sino para recordarme que estoy viva, que mi cuerpo –a pesar de todo– puede moverse, y que cada movimiento es un acto de gratitud”, declara Maggie.
VIDA SOCIAL Y MOTIVACION
A pesar de las dificultades para la movilidad, Maggie opta por una vida social activa, sin descuidar del espacio personal. “Mi motor son los pequeños rituales: Meditar, escuchar buena música, nadar, escribir, leer, compartir un café con amigas”, aclara.
Sobre su motivación para seguir, a pesar de su pronóstico de vida, argumenta que esta nace de preguntarse día a día sobre la finalidad de su labor y de saber que tiene un mensaje para dar aún en sus días más difíciles. Así también, sus metas son un aliciente para continuar la lucha pues desea seguir compartiendo Brava en distintos países y formatos como adaptaciones audiovisuales. “También quiero terminar los nuevos libros que estoy escribiendo y seguir construyendo espacios donde hablar del dolor no sea un tabú, sino un acto de valentía”, comparte. Pero todos estos objetivos no serían alcanzables, sin su mayor motor, que para Maggie siempre fueron y siguen siendo, sus dos hijas.
VIVIR LA VIDA INTENSAMENTE
Entre sus consejos a quienes atraviesan por la esclerosis múltiple incluye una fuerte declaración de amor a la vida: “Que no escuchen solo pronósticos, que también escuchen posibilidades; permitan el llanto, el miedo, pero no se queden a vivir ahí. Y que elijan, cada día, ser protagonistas de su vida y no víctimas de un diagnóstico”.
Finalmente, esta motivadora mujer lanza otro mensaje contundente: “Es hermoso dejar de esperar que la vida sea perfecta para empezar a vivirla. Y es de personas bravas honrar nuestras cicatrices, y mirar nuestras sombras sin vergüenza. Porque si algo aprendí es esto: Todo está en tu cabeza. Pero también en tu corazón. Y en tus manos”, finaliza.