La voltereta está de moda. La impone Libertad, el líder indiscutido del Clausura y en especial Manuel Maciel. Dos fechas atrás la practicó ante Guaraní y ahora lo hizo por partida doble. <br>¡Qué rápido liquidó el partido Libertad! Necesitó apenas el primer tiempo para marcar tres goles y asegurar el partido anticipadamente. Demostró que es un grupo fuerte que además de estar acostumbrado a los triunfos, sabe asimilar los golpes como el que recibió la fecha anterior al caer ante Cerro Porteño por 3 a 1. <br>Luqueño impresionó de entrada con lindos toques, con un juego agradable para la vista pero sin final. Cómo va a hacer gol si jugó sin delantero. El nominado como tal, Juan Abente, estuvo lejos del área físicamente y, mentalmente, directamente no estuvo. Los primeros 20 minutos fueron del Kure Luque con algunas jugadas bien hilvanadas que terminaron con la pelota rondando el arco del excelente y joven portero Víctor Centurión. Pero una vez superado el sofocón, la locomatora gumarela arrasó con toda la débil e inexperta retaguardia auriazul. <br> El bicampeón contó con tres hombres fundamentales que cuando se juntaron volvieron locos a los defensores. Ellos son los hombres de las tres M: Martínez, Marín y Maciel. Juntos destrozaron la ilusión local y fueron una máquina.<br>El más desequilibrante fue el de las dos M: Manuel Maciel. A él le cometieron un penal tan claro que era imposible no verlo (falta de Román), pero Antonio Airas no lo vio. Para su felicidad, el tema queda como anécdota. Con otro resultado, la historia hubiera sido distinta.<br> Pero Maciel no estaba dispuesto a que nadie le amargue la tarde. A 4 minutos de aquel incidente, recepcionó un pase de Osvaldito, encaró decidido el arco y sacó un zurdazo esquinado que superó las manos de Arístides Florentín. ¡Que venga la voltereta! <br>Luqueño sintió el impacto. Lo que no supo hacer contando con más ocasiones, el adversario le enseñaba cuál era el camino correcto. <br> ¡Y vino la segunda! Luqueño tocaba bien de la mano del talentoso aunque lento Walter Ávalos pero no tenía profundidad. En cambio, el Guma hizo lo mismo pero marcó. Gran triangulación entre dos que saben: Marín y Martínez. Entraron por el medio y los defensores rivales por poco no les pusieron alfombra roja. El colombiano definió con clase: 2-0. Dos ataques, dos goles. ¡Qué contundencia! Maciel siguió con hambre y buscó más goles. Y oportunidades tuvo. Primero le tapó Florentín, pero en la siguiente ocasión solo tuvo que empujarla. El centro -de Marín- fue tan perfecto que solamente tuvo que soplarla. ¡Marche otra voltereta! Final del primer tiempo y del partido. Aquí terminó todo porque luego la visita controló el juego, porque los luqueños se entregaron como una doncella a los brazos de su amado. <br>