El presidente Luiz Inacio Lula da Silva afirmó que espera el pedido formal de la gobernación de Río de Janeiro de enviar tropas militares para combatir la violencia que golpea a esa región.
“Las fuerzas armadas y la seguridad pública nacional estarán a la disposición, en la medida en que el gobierno (regional) haga el pedido. Si (el gobernador de Río) Sergio Cabral pide, con el mayor cariño, vamos a trabajar para atenderlo”, dijo Lula en lunes por la noche a los periodistas tras asistir a la apertura de una feria en la ciudad de San Pablo.
El gobernador Cabral quiere que el gobierno federal envíe tropas para las calles de Río de Janeiro, donde el lunes uno de los guardaespaldas del gobernador murió por heridas de bala recibidas el domingo, cuando fue interceptado por desconocidos rumbo al trabajo.
Lo ocurrido con el guardaespaldas, Guaraci de Oliveira da Costa, de 28 años, “es absolutamente intolerable”, dijo el gobernador en un comunicado.
“Nosotros no podemos perder esa guerra contra los criminales”, dijo Cabral en la jornada.
El gobernador, en declaraciones difundidas por la cadena radial CBN, agregó que sabía que existían normas sobre la presencia de las fuerzas armadas en las calles de una ciudad y que aunque el desconocía los detalles, pesaban que tropas no serían usadas para enfrentarse a las bandas criminales en las barriadas pobres, sino para patrullar en la ciudad.
Cabral además se quejó por el bajo número de policías de los que dispone su estado -unos 48.500- “para un estado de 15 millones de habitantes y más o menos seis millones de visitantes brasileños y extranjeros que nos visitan anualmente”.
Por las leyes brasileños, el desplazamiento de tropas militares federales debe ser solicitado por la gobernación regional al estado federal, que concede o no el envío.
Río de Janeiro, una de las ciudades del mundo con mayor tasa anual de homicidios estimada en 50 muertes por cada 100.000 habitantes, fue estremecida por una serie de ataques la última semana del 2006, en atentados de bandas criminales que provocaron la muerte de 19 personas, ocho de ellas quemadas con gasolina dentro de un autobús.
Debido a esos ataques, Lula envió en enero el apoyo de la llamada Fuerza Nacional de Seguridad Pública, un cuerpo federal creado en 2004 y que actualmente cuenta con unos 7.000 policías y bomberos, que pertenecen a las unidades de choque de los distintos estados brasileños, de acuerdo con datos del Ministerio de Justicia.
Unos 500 miembros de esa fuerza se desplegaron en enero en todo el estado de Río, pero Cabral buscaría ahora un mayor número de agentes para la vigilancia de la capital del estado, donde desde enero se ha presentado otros crímenes horrendos como el asesinato de un niño de seis años, muerto tras ser arrastrado siete kilómetros colgando del cinturón de seguridad del carro que bandidos robaron a la madre del chico. - (AP)