En su primer viaje internacional desde que el 1 de enero asumió el poder, Lula participará en la Cumbre de la Celac de Buenos Aires, el martes, con la misión de relanzar este foro internacional que Brasil abandonó en 2020 por orden del Gobierno de Jair Bolsonaro. La vuelta del mandatario progresista al bloque regional se enmarca dentro de su promesa de devolver a Brasil a la escena internacional y restaurar los lazos con los países latinoamericanos tras cuatro años de distanciamiento bajo la gestión de Bolsonaro.
Sin embargo, según diversos analistas, sus planes de asumir esa posición de liderazgo podrían verse truncados por la efervescencia social que se vive en el país, tras la intentona golpista protagonizada el 8 de enero en Brasilia por miles de activistas radicales partidarios de Bolsonaro que asaltaron las sedes de los tres poderes del Estado. “La estabilización interna es el desafío principal para que Lula pueda darle atención a una agenda externa más consistente”, explica el coordinador del curso de Relaciones Internacionales de la universidad Asces-Unita, Vanuccio Pimentel.
“Mientras Brasil vive esta inestabilidad es difícil que el presidente pueda dedicarse a una agenda externa, porque la interna todavía requiere una articulación política”, advierte este analista, en alusión al asalto a los tres poderes del 8 de enero, por miles de simpatizantes de Bolsonaro, en un fallido intento de golpe para derrocar a Lula.
Una opinión que comparte el coordinador de la maestría en Ciencias Políticas de la Universidad Federal de Pernambuco (UFPE), Ernani Carvalho, quien considera que la inestabilidad y la polarización política en la región representan obstáculos para Lula. EFE