13 feb. 2025

Lucas, el único con un retrasplante de hígado beneficiado en Argentina

En el país no se cuenta con un programa para pacientes pediátricos. Por ello, la familia emigró a Buenos Aires en el 2014. Suman 48 los niños que fueron trasplantados en el Hospital Garrahan.

Irma Lorena Oviedo

Marcas de renacimiento. Lucas Cañete Aires (9) sube su remera roja y muestra con orgullo las líneas de las cicatrices en forma de “T” mayúscula invertida en su abdomen, que son los rastros del doble trasplante hepático. A Lucas, la donación de órganos le salvó la vida por segunda vez. Hoy, cursa el tercer grado y vive en Villa Elisa.

¿Cómo te sentís? Bien, responde con una linda sonrisa. A Lucas Cañete el altruismo y el sistema de salud pública de Buenos Aires, Argentina, le permitieron no solo uno, sino dos trasplantes de hígado, que le salvaron la vida. En el país no se realiza este tipo de procedimientos en pacientes pediátricos, por lo que la familia se vio obligada a emigrar en el 2014.

El Hospital de Pediatría Samic Prof. Dr. Juan Pedro Garrahan lo acogió, lo incluyó en la lista de espera del Incucai (Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante), no una, sino dos veces. Lucas padecía cirrosis criptogénica, una enfermedad que afecta al funcionamiento del hígado, contó su madre, que incluso una vez intentó ser su donante vivo de hígado en el 2014, pero no se pudo.

Tras los trámites, la primera intervención fue en el 2014 con un donante cadavérico, gracias a la radicación. Pese al trasplante, años después Lucas no mejoró su estado de salud, y requirió un retrasplante. “Él se iba a morir”, relató crudamente Hilda.

Por ello, aquella vez, Hilda tuvo que volver a dejar a su hijo Arturo y a su bebé de meses, Facundo, al cuidado de su madre. Volvieron a emigrar a Argentina en el 2017. La espera, las internaciones en terapia y el calvario duraron un año y un mes, hasta que finalmente apareció un donante para el segundo trasplante que se concretó en octubre del 2019, meses antes del inicio de la pandemia, relató Hilda Aires.

“Fue terrible. Tenía que ser un órgano especial porque era ya su último trasplante. Gracias a que tanto tiempo estuvimos allá logramos la radicación, por eso él fue retrasplantando”. Antes de cerrarse la frontera, a causa de la pandemia, Hilda y Lucas volvieron al país. Mediante el apoyo del Instituto Nacional de Ablación y Trasplante (INAT), dependencia de salud pública del país, Lucas tiene acceso al tratamiento médico y los medicamentos antirrechazo.

UN ÁNGEL AL SERVICIO. En el Garrahan, Hilda Aires conoció a María Isabel Valiente, más conocida como Marisa, la enfermera paraguaya que trabaja en este centro médico. Ella hace de nexo y facilita el acceso a los trasplantes a los niños paraguayos. En Marisa, la familia Aires encontró apoyo.

“Esa esperanza de vida que vinieron a buscar en Argentina, lo encontraron con su doble trasplante. Dios le ha dado otra vida. Y los testimonios de él tienen que ser valorados. Él es un símbolo, él es una enseñanza, es una perseverancia, él es un ejemplo”, aseveró e instó a la donación de órganos para salvar vidas.

Hoy, Hilda Aires, que es madre soltera de escasos recursos, trabaja de limpiadora y estudia por las noches Enfermería en un centro privado. Ella espera graduarse, trabajar y dar una vida digna a sus hijos.

Dios le ha dado otra vida. Él es un símbolo, él es una enseñanza, es una perseverancia, él es un ejemplo. María Isabel Valiente, enfermera del Garrahan.

Profesionales se capacitarán en el Hospital Garrahan

Con la finalidad de iniciar un programa de trasplantes de hígado en pacientes pediátricos en el país, desde el Instituto Nacional de Ablación y Trasplantes (Inat) del Ministerio de Salud Pública (MSP) seleccionaron a 12 profesionales, entre ellos médicos, enfermeros, intensivistas, que irán a capacitarse al Hospital de Pediatría Garrahan, en Buenos Aires, Argentina. La cooperación se logra mediante la Embajada paraguaya.

“El trasplante en niños es una deuda del país”, admitió el doctor Gustavo Melgarejo, titular del INAT. La capacitación de los médicos puede durar entre 6 meses a dos años. Incluso, el Hospital Pediátrico Niños de Acosta Ñu cumple con los requisitos para ser centro de trasplante, tras la ampliación de las camas de Terapia Intensiva.

También se prevé que los médicos del Hospital Garrahan vengan al país para acompañar el proceso de ablación y trasplante. “En un periodo de dos años puede estar ya activo el programa a nivel país. Es una deuda que tenemos con los niños y considero que es algo prioritario”.

BENEFICIADOS. Un total de 48 niños paraguayos se trasplantaron del hígado en Argentina, entre ellos, hay un caso único de retrasplante, destacó el doctor Melgarejo.

Los padres de los niños que requieran este tipo de procedimientos pueden acercarse al INAT para recibir información y acompañamiento. Incluso, desde el INAT se debe derivar el nombre del paciente para que entre en la lista de espera en Argentina, que se logra mediante un convenio.

En el país, en el 2015 se hizo por primera vez el primer trasplante de hígado en adultos en el Hospital de Clínicas, con un equipo a cargo del doctor Nelson Arellano. Pero, con la pandemia, este programa fue uno de los más afectados. Anunció que ahora están en condiciones de reactivar el programa de trasplantes.