“El fenómeno de los outsiders tiene una tradición importante en América Latina. Fujimori, Chávez y Correa suelen ser tres ejemplos clásicos. En Paraguay, los outsiders no estuvieron ajenos, de hecho, tuvimos presidentes sin experiencia político-partidaria, como Wasmosy, Cubas Grau, Lugo y Cartes. La particularidad del caso paraguayo es que si bien no tienen experiencia política previa –como los casos latinoamericanos citados–, estos buscaron el poder a través de los partidos tradicionales o en alianza con ellos”, explicó el analista.
No obstante, esta situación pone en evidencia que existe en el país gran relevancia de los partidos políticos; es decir, estos personajes sin carrera política, que vienen de otros ámbitos, igual buscan apoyo de las estructuras partidarias para lanzarse.
“Eso habla de una fortaleza organizativa importante de los partidos tradicionales y de una cultura partidaria extendida, estable y, sobre todo, inevitable. Cuando desde la literatura se discute si los outsiders son síntomas de crisis de los partidos o de adaptación exitosa, para el caso paraguayo prefiero optar por la segunda idea, es decir, una adaptación exitosa”, ponderó.
Desde el inicio de la era democrática, tras la caída del dictador Alfredo Stroessner, los presidentes sucesivos llegaron sin un proceso político de carrera.
Andrés Rodríguez era militar, fue general de división. De igual modo, los siguientes electos también procedían de fuera del ámbito político, como Juan Carlos Wasmosy, empresario; Raúl Cubas Grau, empresario; Nicanor Duarte Frutos, periodista; Fernando Lugo, obispo, y Horacio Cartes, empresario.
“Las causas del fenómeno de los outsiders no son demasiado misteriosas. En primer lugar, la financiación política. Una campaña nacional es muy costosa y el ‘hombre ideal’ casualmente suele poseer una fortuna importante que financie la maquinaria partidaria. En segundo lugar, parece que una parte del electorado tiene cierta afición por las caras nuevas, y esa falta de experiencia política se convierte en una exótica ventaja”, puntualizó Pérez Talia. La llegada de candidatos outsiders puede tener consecuencias negativas. Una desventaja podría ser la autonomía con la que actúan luego de ser presidentes, produciendo descoordinación con el partido político.