“Sobre las manifestaciones populares que ocurren en numerosos lugares del país, la Marina, el Ejército y la Fuerza Aérea de Brasil reafirman su compromiso irrestricto con el pueblo brasileño, con la democracia y con la armonía y la paz social”, dice la nota, firmada por los comandantes de cada una de las tres fuerzas.
Las protestas, aunque han perdido fuerza, se mantienen desde la noche del 30 de octubre, cuando Lula ganó las elecciones con una diferencia de 1,8 puntos porcentuales sobre el gobernante Jair Bolsonaro, líder de la ultraderecha que aspiraba a la reelección.
Los manifestantes, respaldados por grupos de camioneros, se han concentrado a las puertas de numerosos cuarteles y exigen sin pudor alguno un golpe militar que impida que el comunismo asuma el poder en Brasil.
En la nota, los militares reconocen que la Constitución nacional garantiza el derecho a la manifestación crítica contra los poderes constitucionales, pero señala que así como son condenables las eventuales restricciones a esos derechos, también lo son los eventuales excesos de quienes protestan. En ese marco, advierten de que no pueden aceptarse manifestaciones que restrinjan los derechos individuales o colectivos, pongan en riesgo la seguridad pública o atenten contra la armonía de la sociedad. El alto mando militar sostiene que la solución de las posibles controversias en el seno de la sociedad debe valerse de instrumentos legales del Estado Democrático de Derecho, respetando la plena independencia de los poderes de la Nación. También afirma que la verdadera democracia presupone el culto a la tolerancia, el orden y la paz social, y asegura que las Fuerzas Armadas continuarán primando por la legalidad, legitimidad y la estabilidad del sistema democrático.
fiscalización de urnas. La institución había dicho jueves que aunque el trabajo de los militares en la fiscalización del sistema electrónico no haya apuntado la existencia de fraude o inconsistencia en las urnas, tampoco excluye dicha posibilidad. Los militares insistieron en que no pueden afirmar que el sistema está exento de la influencia de un eventual código malicioso que pueda alterar su funcionamiento y solicitó que la Justicia Electoral adopte medidas para facilitar la inspección de las urnas.
El presidente lideró una campaña de descrédito del sistema de votación de Brasil, levantó sospechas de que era posible un fraude y llegó a amenazar con que las elecciones no se celebrarían si el voto no tuviese un comprobante en papel, una propuesta que fue rechazada por el Congreso. Bolsonaro tardó 2 días en pronunciarse sobre el resultado de las elecciones y, aunque no llegó a reconocer su derrota frente a Lula, sí permitió que se iniciara la transición.
El presidente electo se pronunció sobre el informe de las Fuerzas Armadas y exigió a Bolsonaro que pida disculpas a la sociedad por todas sus mentiras y sus ataques infundados contra el sistema electoral.