Por Ariel Ramírez
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El deporte y en especial el fútbol suele ser el reflejo exacto de la sociedad; no es un descubrimiento, pero allí todos los aficionados, sin importar raza, idioma, religión o banderías políticas se unen en pos del balón y sus manifestaciones retratan casi con exactitud cómo es esa sociedad.
No estamos entrando en un estudio sociológico, solo queremos graficar que el fútbol es la más universal de las actividades que pueden realizar los seres humanos. Nadie está ajeno a lo que pasa dentro de un rectángulo de juego, en un mundo tan globalizado así como los amantes del fútbol; no podemos estar ajenos a lo que pasa en otras actividades, y esta semana fue dura para todos, con dos grandes pérdidas que tuvimos en el espectáculo.
No, no podemos estar ajenos al dolor; el deporte también los siente, y si a mitad de semana nos sorprendimos con la desaparición de Michael Jackson, ayer no desayunamos con que nos dejó Marco de Brix. Pero resalto la idea de un senador, muy venido a menos, ayer en contacto con el programa La Lupa: “No, quién les dijo que se fue; así como decimos que Paraná canta mejor”, y citó luego a otros artistas, “ahora Marquito sólo se fue para cantar mejor”, es más o menos la idea.
Totalmente de acuerdo, Marco de Brix es paraguayo, y todos nos emocionamos con su Loco Carrusel en la OTI, y luego en tantas otras grandes actuaciones. Fanático olimpista, fue amante del fútbol, un habitué de las canchas, y sin dudas dejará un gran espacio en las tribunas. Pero para el hincha franjeado quedará en el recuerdo aquella frase tan bien cantada por él: “Pero no siento ningún cansancio por las glorias que andando recogí...”
¿Y el amigo Jackson?; no es paraguayo, pero no me venga a decir ahora que no influyó en usted. La última aparición en un evento deportivo fue en la final del Súper Bowl de 1993. Y vaya influencia, que Michael Jackson Quiñónez es el nombre del jugador de El Nacional de Ecuador. ¿Quién se lo puso?, su madre, fanática del rey del pop. Solo un ejemplo.
El deporte no puede estar ajeno a estas dos desapariciones; mas, qué digo, no desaparecieron, creo más bien que ambos sólo se fueron a dar un paseo, en un loco carrusel.