“Esta es la tercera victoria seguida tras el último empate”, decían y festejaban jugadores, dirigentes y seguidores luqueños. Todos ponderaron el gran repunte del grupo, vaticinando que “el equipo está en condiciones de mezclarse entre los primeros”.
El técnico Zahzú no paraba de hablar con todos, a la vez de felicitar a cada uno de sus jugadores. El capitán del equipo, Jorge Núñez, era como el portavoz para “agradecer a todos, especialmente al cuerpo técnico y a la hinchada, a la vez de extender eso a los dirigentes que se desvelan por brindarnos las mejores atenciones”.
En tanto, el hábil César Cáceres Cañete era muy congratulado en un sector, admitiendo que el mérito es de todos. “Nosotros conformamos un equipo bastante homogéneo con buen entendimiento dentro y fuera de la cancha, y este tipo de resultado es el producto de que existe real afinidad entre todos”, manifestó.
La otra cara se vivía en el vestuario visitante. Aparte de la protesta del técnico por la expulsión de la cancha por el árbitro Aquino, la mayoría trataba de justificar la nueva derrota. “Realmente estamos pasando por un mal momento. No sabemos a ciencia cierta qué nos pasa, pero la verdad es que no podemos levantar. Estamos en deuda con nuestra gente y nos vemos obligados a remontar esta situación. El grupo va a seguir luchando y tenemos confianza en salir del atolladero. Vamos a jugarnos a muerte en los demás partidos”, dijeron algunos.