En Buenos Aires, la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) –mecanismo para el diálogo y el acuerdo político integrado por los 33 países de la región– volverá a sentar en una misma mesa, por primera vez desde la cita de México de 2021, a los presidentes, algunos de ellos de colores ideológicos antagónicos, de un subcontinente que no gana para sobresaltos.
“Tiene que tratar, sí o sí, el problema de la inestabilidad institucional, y hay que encontrar un mecanismo a través del cual las sociedades latinoamericanas, aunque se piense políticamente distinto, puedan volver a dialogar. El mecanismo de la diferencia política, pero fundamentalmente el mecanismo del odio como instrumento, es algo que nos lleva claramente a la derrota”, cuenta Anabella Busso, profesora de política internacional de la Universidad Nacional de Rosario.
Desde la Cumbre de México, en la que se apostó a la integración política y económica para afrontar la crisis que dejaba la pandemia de Covid-19, multitud de desafíos han surgido en todos los países latinoamericanos, aunque en algunos con especial virulencia.
El último, el asalto a los tres poderes de Brasil que el 8 de enero perpetraron seguidores del ex presidente Jair Bolsonaro. Sin olvidar la ola de protestas en Perú que ya dejan 50 muertos y en las que se exige la renuncia de la presidenta Dina Boluarte, quien asumió tras el fallido autogolpe de Pedro Castillo (2021-2022).
Para Busso no hay manera de que los Gobiernos puedan transitar semejante hecatombe internacional de manera unilateral, por lo que deben proteger y consolidar la Celac, a su juicio único espacio de diálogo efectivo que quedó en la región. Y la cumbre se da en un momento en que la victoria de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil ha generado “mucha expectativa”, porque es el país “más importante” de Sudamérica y él “un líder con experiencia”. Argentina, donde se prevén meses de fuerte crispación política por las elecciones presidenciales de octubre, quedó conmocionada el 1 de setiembre pasado, cuando un hombre –actualmente detenido, con otras dos personas– apuntó con un arma a la vicepresidenta Cristina Fernández, en una manifestación de seguidores frente a su casa.