Por Pa’i Oliva
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Los amos internos tienen el poder de la plata. Son islas del Primer Mundo con sede en el Tercero. La Sociedad Rural del Paraguay, los narcotraficantes y contrabandistas, los empresaurios, los grandes sojeros. Los amos externos son las diversas manifestaciones del Imperio sobre nosotros. Nos imponen límites, vetos, candidatos. Nos invaden con latifundistas y transnacionales. Son los gobiernos de EEUU, Argentina y Brasil. A su lado, somos poca cosa. Fácilmente, nos arrinconan en la mediterraneidad.
En un segundo plano, están los capataces de estos amos. Su poder es menor y están a su servicio, pero ellos exacerban la dominación. Son los politiqueros. Tengan cargos de presidente, ministros, jueces, diputados o senadores. Pertenecen al partido hegemónico o a la oposición, cuando esta sueña en hacer lo mismo que él.
Finalmente, está el plano inferior. El funcionario que nos maltrata. El policía mal pagado que nos coimea. Los caudillos del partido, que por herencia, dominan en los Departamentos. Y los seccionaleros, que se sienten los líderes natos del Pueblo.
Es deprimente contemplar todo esto desde un Bañado de Asunción. Somos los “nadie” entre los “nadie”, ante los grandes amos del Paraguay.
Pero como ser humano y como creyente en un Dios que es justicia, no solamente no me resigno a esta situación, sino que me uno para luchar entre todos los que soñamos que “otro Paraguay es posible”. Porque nos robaron todo, menos la es