Por Gloria B. Rolón L.
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No me refiero al coreano de la esquina de su casa señor, señora, por favor, no pretenda sacarle seriedad al tema. Entre paréntesis y a propósito de aquellos coreanos, cada vez quedan menos en los barrios ¿verdad? Bueno, pero ese fenómeno no es el argumento de este comentario, así que con mis disculpas lo dejaremos para un posterior abordaje.
El título de este comentario hace referencia explícita a otro fenómeno (climático) y a otros coreanos (a los expertos en climatología) que, según los medios de prensa y la propia intendenta de Asunción advirtieron que nuestro país es ya, de ahora en más, escenario de tornados y otros azotes atmosféricos por el estilo, a los que debemos ir acostumbrándonos y preparándonos para recibirlos en cada temporada de huracanes.
¡Ahora me lo vienen a decir! Exclamará ofuscada usted señora, usted señor, y con justa razón sobre todo si es integrante de una de las muchas familias damnificadas por la tormenta de hace una semana atrás. Me pregunto -y seguro que usted también- ¿qué pasó? ¿nadie creyó a los expertos en cuestión por ello no nos avisaron?
Lo peor -o quizás sea lo mejor de todo- es que hasta nos dieron fecha estimativa de extensión del periodo de riesgo en cuestión.
“Los técnicos estiman que los tornados y ciclones se registrarán hasta el año 2016, aproximadamente”, alertó la mismísima Evahny Troche de Gallegos en conferencia de prensa con todos los medios de prensa.
La cosa es que los tornados de ahora en más pasarán a formar parte de nuestra cotidianidad y habrá que ponerse las pilas y comenzar a trabajar en serio para atenuar sus certeros golpes.
Por ejemplo, tendremos que pedir a un arquitecto que verifique la seguridad de la estructura de nuestras casas o ir cambiando los vidrios y vitrales comunes que tenemos en las habitaciones por otros no astillables o alejar nuestras camas de las ventanas. Seguramente, los más exagerados hasta se harán construir sótanos y otras superestructuras por el estilo.
Pero, aquí la intendenta, sus funcionarios y los de los demás municipios son los que deben asumir una responsabilidad directa. Igualmente instituciones como la ANDE, bomberos, etc. Sí, señora, sí señor, no dejemos que después vengan a pretender hacer lo de Pilatos o asumir la postura adoptada por Martín Burt y Enrique Riera en el caso Ycuá Bolaños.
No señores. De ahora en más a los jefes y funcionarios comunales corresponde educar, vigilar, controlar y sancionar en este tema a la población, pero en serio.
Sin tiempo que perder sus departamentos, oficinas, direcciones o como se llamen las dependencias que deben controlar y aprobar diseños y planos de construcciones, deben iniciar un minucioso trabajo de verificación de la seguridad de las edificaciones, sobre todo si lo que queremos es evitar más muertes y desgracias.
Porque, lo único que a este país le faltaba, en materia de desastres, digo, de ahora en más, parece que también ya lo tiene.
Así que a las comunas y a la de Asunción en particular, por favor a dejar de lado las coimas a la hora de la aprobación de planos y a hacer su trabajo un poco más serio y en serio, porque si hay algo sobre lo que los expertos coreanos no nos dijeron nada y a lo que verdaderamente debemos temer es a este otro azote, no al climático, sino al humano, al flagelo de la corrupción.