Por eso, si bien es absolutamente necesario un PGN 2021 austero y, sobre todo, con un plan de 2 o 3 años que nos permita recuperar para el 2023 los índices macroeconómicos que mantuvimos durante años y que nos enorgullecieron mundialmente y nos permitieron igualmente ser respetados como país responsable y ordenado en esos aspectos, es también absolutamente necesario que aparezcan los líderes para tiempos de guerra: los que saben “golpear la mesa” tienen claras las prioridades que el pueblo merece y convencen a los demás para que los sigan por el camino necesario. Esos líderes también hacen renuncias, concilian, esperan cuando es necesario y están dispuestos a rendir cuentas y hemos tenido varios en nuestra brillante historia militar y civil.
Las revoluciones más importantes de la humanidad no se dieron porque los ricos o las autoridades (a veces son las mismas personas) fueron ostentosos, inútiles, ilegítimos o ilegales, se dieron principalmente porque la gente se cansó de la basura, las enfermedades, la inseguridad, la falta de agua, la falta de comida, vestimenta y techo. Un líder del siglo 21 tiene en cuenta las redes sociales y las opiniones públicas, pero no está pendiente de los “me gusta” o de su popularidad digital. Su accionar se orienta a logros reales y sustentables que no necesitan campañas publicitarias, discursos o justificaciones. El Paraguay tiene muchas personas así y el ciudadano común, más que nunca, debe perseverar en hacer su parte y seguir votando, incidiendo, y opinando para ser atendido. Debemos terminar con un país bendecido con muchos recursos y lastimosamente dividido en dos, como sabiamente lo expresó Helio Vera: el real y el que queremos creer que es real. Debemos terminar con estos “mundos paralelos”.
En las próximas semanas cada parlamentario deberá mostrar su patriotismo y no se trata de violar la ley: si la ley exige un gasto que es de imposible aplicación es el momento de actuar con innovación y coraje, y negociar las mejores alternativas de cumplimiento posible.
Que el Espíritu Santo nos ilumine para dar los primeros pasos hacia un PGN que respete prioridades, bien común y que sea ejecutado por líderes con los cuales todos nos sentimos representados.