Por Andrés Riquelme
El domingo último, el gol de Manuel Maciel a 4 minutos del final le dio la victoria a Libertad sobre su inmediato seguidor, Guaraní, y con ella una inédita tranquilidad gumarela en la punta con 4 unidades de diferencia, algo que los albinegros consiguen por primera vez en todo el torneo y que se suma a un hándicap invisible, pero igualmente letal, que le favorece: la ventaja psicológica que le da su bien ganada fama de infalible en los trechos finales.
Todos recuerdan que cuando el equipo de Tuyucuá entró en la recta final de los últimos torneos, apretó el acelerador a fondo y dejó en el camino a su competidor; lo sufrieron Cerro Porteño y Nacional en los últimos torneos.
En el Clausura 2007 ganó 8 y empató 1 en las últimas 9 fechas del torneo, haciendo estéril los 20 puntos ganados por los azulgranas en el mismo lapso. En el Apertura 2008 ganó sucesivamente sus últimos 9 partidos, dejando a 12 puntos de distancia a la Academia, que al iniciarse ese ciclo estaba detrás a un solo punto.
Sin embargo, clásicos son clásicos, y si Cerro Porteño se sacude a sí mismo y logra una victoria sobre un rival al que no venció en sus últimos 5 enfrentamientos y al que sólo le ganó una vez en los 9 choques precedentes, entonces le devolverá el alma al torneo, más aún si Guaraní y Sol también hacen lo suyo y se acercan al puntero a 1 y 2 puntos, venciendo a Tacuary y Nacional, respectivamente.
Si la combinación de resultados es diametralmente opuesta a la señalada, esto es, si Libertad vence a Cerro y no ganan Guaraní y Sol, entonces el Clausura quedará prácticamente decantado a favor de los liberteños, a 7 fechas del final, y quedará expedita la vía para lograr el primer tetra de su historia.
Como tantas veces desde el 2002, año de inicio de la presente época dorada del club de Tuyucuá, y parafraseando a un connotado ex dirigente liberteño: Libertad tiene la palabra.