23 ago. 2025

Le dijeron que no volvería a caminar, pero escaló un cerro

Con el cansancio de subir a pie un cerro, Amílcar Cabrera miró la cima, recuperó aire y luego se dijo a sí mismo: “Gracias Amílcar”. El agradecimiento fue hecho en lo más alto de uno de los tres cerritos de la ciudad de Salta (Argentina), donde se encuentra el Santuario de la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús. Atrás, abajo, agradecía el poder afrontar un gran reto en su vida, el volver a caminar, contra todo pronóstico, luego de un accidente.

El primer desafío fue superar las consecuencias del siniestro rutero ocurrido en el 2001 que lo dejó en cama. Antes del percance automovilístico Amílcar, devoto católico e integrante del Movimiento de Schoenstatt, tenía lo que podría decirse una vida plena. Casa propia, una familia constituida, un trabajo estable como contador.

“A consecuencia del accidente padecí un politraumatismo de cráneo. Tuve varias consecuencias con las que tuve que luchar en la vida”, revela. En el momento del accidente lo acompañaba su hija de siete años, que aunque sufrió lesiones no tuvo consecuencias posteriores.

Desde el coma, hasta el diagnóstico inicial de que no volvería a caminar y la posterior debilidad en brazos y sobre todo piernas, fueron los obstáculos que el contador fue superando.

El acompañamiento de sus seres queridos, sus amigos y muchas personas que fue conociendo durante su convalecencia, fueron pilares que lo sostuvieron.

Sin embargo, relata que algunas veces su fortaleza flaqueaba. En esas horas oscuras fortalecía su fe. “Desarrollé mucha vida interior en ese tiempo. En ese momento emergió mi intención y traté de seguirle a Dios. Eso me ayudó a encaminarme. Porque no es fácil cambiar tu vida totalmente”. Las músicas católicas también le sirvieron bastante en ese tiempo de recuperación e introspección.

La situación en la que se encontraba, no lo dejó alicaído, sino al contrario le dio más ganas de vivir. “Me daban esas ganas y de compartir con la gente”, cuenta Amílcar quien actualmente para moverse hace uso de un andador.

Desafío. ”Paso a paso, con Jesús y María”. Estas palabras reflejan la vida de Amílcar y que también le siguieron en su ascenso hasta el santuario de la virgen en el cerro de Salta.

Cuando decidió emprender el reto, en el 2016, habían pasado 15 años que no salía solo. Ese año llegó hasta la cima con una camioneta, al año siguiente lo hizo a pie, acompañado de otra gente.

“Haber subido el cerro me dio una motivación impresionante. Lo relacioné con situaciones que uno pasa en la vida. Cuando se me presenta un problema me digo a mí mismo ¿Cómo no vas a poder si pudiste subir ese cerro?

Libro. Todo lo que ha vivido y la fuerza interna que lo impulsó, lo llevaron a plasmar su experiencia en un libro que lleva por título Volví para compartir y ser feliz.

La obra, está pensada –dice– para la gloria de Dios y para otras personas en su situación, cuenta Amílcar. El lanzamiento se realizó el 19 de diciembre pasado en la iglesia de Schoenstatt, ubicada en la avenida Mariscal López.

“Le puedo decir a cualquiera que Dios existe, está presente en cada momento y cada lugar. Una vez escribí algo que decía: Aunque tambaleas, aunque caigas, aunque te lastimes, aunque tengas heridas, levántate. Porque si vos seguís caminando y no te quedás de brazos cruzados, el que está arriba te va a ayudar y va caminar contigo, llevándote con su mano”.

Aunque tengas heridas, levántate. Porque si vos seguís caminando y no te quedás de brazos cruzados, el que está arriba te va a ayudar.

Haber subido el cerro me dio una motivación impresionante y lo relacioné con las situaciones que a uno le aparecen en la vida.