“Una escena llena de misterio, que el hombre pretende en vano entender –Dios que se somete a la tentación, que deja hacer al maligno–, pero que puede ser meditada, pidiendo al Señor que nos haga saber la enseñanza”.
El Papa en una celebración del Ángelus dijo: “En este primer domingo de Cuaresma, el Evangelio nos introduce en el camino hacia la Pascua, mostrando a Jesús que permanece durante cuarenta días en el desierto. Este episodio se coloca en un momento preciso de la vida de Jesús: Justo después del bautismo en el río Jordán y antes del ministerio público”.
“Él acaba de recibir la investidura solemne: el Espíritu de Dios ha descendido sobre Él, el Padre lo ha declarado: ‘Este es mi Hijo amado’. Jesús ya está preparado para empezar su misión; y ya que esta tiene un enemigo declarado, es decir satanás, Él lo afronta enseguida, ‘cuerpo a cuerpo’”.
“El diablo hace presión precisamente en el título de ‘Hijo de Dios’ para alejar a Jesús del cumplimiento de su misión: ‘Si eres Hijo de Dios...’, lo repite , y le propone hacer gestos milagrosos —hacer el ‘mago’— como trasformar las piedras en pan para saciar su hambre, y tirarse abajo desde el muro del templo y hacerse salvar por los ángeles. A estas dos tentaciones, sigue la tercera: adorarle a él, el diablo, para tener el dominio sobre el mundo”.
“Mediante esta triple tentación, satanás quiere desviar a Jesús del camino de la obediencia y de la humillación y llevarlo por el falso atajo del éxito y de la gloria. Pero las flechas venenosas del diablo son todas ‘paradas’ por Jesús con el escudo de la Palabra de Dios que expresa la voluntad del Padre. Jesús responde solo con la Palabra de Dios”.
“Y así el Hijo, lleno de la fuerza del Espíritu Santo, sale victorioso del desierto. Durante los cuarenta días de la Cuaresma, como cristianos estamos invitados a seguir las huellas de Jesús y afrontar el combate espiritual contra el maligno con la fuerza de la Palabra de Dios. No con nuestra palabra, no sirve”.
“La Palabra de Dios: tiene la fuerza para derrotar a satanás. Por esto es necesario familiarizarse con la Biblia: leerla a menudo, meditarla”. “La Biblia contiene la Palabra de Dios, que es siempre actual y eficaz. ¿Qué sucedería si usáramos la Biblia como tratamos nuestro móvil? ¿Si la llevásemos siempre con nosotros, o al menos el pequeño Evangelio de bolsillo, qué sucedería?; si volviésemos atrás cuando la olvidamos: tú te olvidas el móvil —¡oh!—, no lo tengo, vuelvo atrás a buscarlo; si la abriéramos varias veces al día; si leyéramos los mensajes de Dios contenidos en la Biblia como leemos los mensajes del teléfono, ¿qué sucedería? La comparación es paradójica, hace reflexionar”.
“De hecho, si tuviéramos la Palabra de Dios siempre en el corazón, ninguna tentación podría alejarnos de Dios y ningún obstáculo podría hacer que nos desviáramos del camino del bien; sabríamos vencer las sugestiones diarias del mal que está en nosotros y fuera de nosotros; nos encontraríamos más capaces de vivir una vida resucitada según el Espíritu”.
(Frases extractadas de http://www.homiletica.org y http://www.vatican.va)