–¿Por qué renunció como profesor, si usted dice haber seguido instrucciones que la propia Academia Diplomática dio a los docentes para preparar los exámenes del Concurso de Oposición y Méritos vigente?
–Porque le hicieron firmar a un ministro (por el canciller) una resolución donde yo aparecía como responsable de este problema. Básicamente la resolución decía que se eliminó el examen porque el mismo no había seguido las indicaciones de la Academia. Algo totalmente falso. No me molestó el hecho de que haya sido eliminado el examen, en absoluto; puedo comprender las presiones y toda la historia interna, pero que me hayan atribuido el aplazo masivo, no.
El reglamento del concurso no contemplaba una situación así. Y como no se animaron a tomar otras decisiones, lo único que les quedó fue tirarme la responsabilidad, y eso es inaceptable.
–¿Qué se estudia en Geografía Económica y por qué un diplomático tiene que tener conocimiento de ello?
–Paraguay es el único país en Latinoamérica que no tiene la carrera universitaria de Geografía; por lo tanto, estamos desprovistos de esta mirada. La geografía es una disciplina que estudia la forma en que los seres humanos construyen con objetos el espacio y la geografía económica, cómo se configuran y cómo se transforman las regiones, por las diferentes actividades económicas.
–¿Ya lo vemos así en Paraguay?
–En Paraguay tenemos una visión muy centralizada de todo. Durante muchas décadas, creímos que más allá de Asunción, era arcaica, baja, nada significativa. En cambio, en los últimos 15 años, vimos que ciertos cultivos, ciertos rubros, ciertas tecnologías fueron expandiéndose. Estoy hablando de la soja, del trigo, del arroz, que no han respetado frontera. De las presiones que ha recibido la ganadería por parte de la agricultura en el Departamento de San Pedro y que esta actividad ha tenido que migrar hacia el Chaco, casi desterrada por presiones de otros actores y, a su vez, produjo la vuelta al escenario productivo, económico y exportador de las diferentes zonas del Chaco.
–Es una disciplina nueva, ¿por qué estudiarla?
–Es algo muy nuevo y hay mucho por comprender. A partir de estas reflexiones, podríamos identificar las potencialidades de producción. Por su posicionamiento geográfico, Paraguay tiene unas condiciones productivas muy favorables en horas de sol, altitud y precipitaciones.
Así, por cuestiones climáticas, la banana paraguaya llega a la Argentina, 1 mes y medio antes de la banana producida allí. Se estima que la soja paraguaya tiene más contenido proteico que la argentina, porque está expuesta a mayor cantidad de horas/sol, y tenemos todavía algunas posibilidades de utilizar las zonas agrícolas, no para estos rubros, sino para otros.
Es decir, estudiar estos aspectos, a través de una disciplina como Geografía Económica, genera un conocimiento que permite identificar oportunidades productivas de diferentes tipos, pero también observar una nueva malla urbana en Paraguay.
–¿Cómo es eso?
–El esquema de las ciudades fronterizas: Ciudad del Este, Encarnación y Pedro Juan ceden paso o se vuelven más complejas con la erección de ciudades intermedias como Santa Rosa del Aguaray, San Juan Nepomuceno, Curuguaty, etc., que tienen una pujanza significativa, que logran catalizar los recursos regionales y se convierten en ciudades de relevancia y en plataformas logísticas regionales. Con ellas, se deja de depender de Asunción en varios sentidos. Estos aspectos son cambios brutales en las diferentes regiones.
–Paraguay está en procesos de integración regional desde Mercosur, con otras economías de otras partes del mundo. ¿Qué se puede resaltar al respecto?
–Bueno, las revoluciones del transporte, las barcazas y compañía hicieron que la noción de mediterraneidad que teníamos antes, cuando hablábamos del país, y que era casi como una carga lastimera, hoy día es una pequeña piedra, cada vez más chica en los zapatos, que no nos impide comercializar con diferentes países, diferentes rubros. Y los esquemas de comercialización son cada vez más diversos, hay más oportunidades. Paraguay es demasiado atractivo para inversionistas y para compradores por su estructura espacial, por su estructura demográfica. Además, a pesar de nuestros sobresaltos internos, tenemos una estabilidad macroeconómica envidiable. Eso hace que el país tenga unas capacidades de vincularse a diferentes mercados y donde la distancia no sea ya el elemento central de discusión. Eso explica que los ganaderos quieren vender a China.
–¿Implica cambio de chip?
–Cuando hablamos de chip, casi siempre hacemos referencia a la idea de cirugía mayor, que es difícil. Pero creo que se están generando el conocimiento, la sensibilidad hacia estos temas y eso me parece importante. Y se están articulando todos. Por ejemplo, hace varios meses, había una carga de arroz paraguayo que tenía que salir por el río Paraná, y pasar por la exclusa de navegación de Yacyretá. No había agua en toda la cuenca, y el Ministerio de Relaciones Exteriores consiguió que abrieran sus compuertas para cargar el río. Hubo un pedido de los productores, el Gobierno respondió. Aún faltan estudios y una mayor inteligencia gerencial para identificar nuevas oportunidades, pero sobre todo para que desde las políticas públicas prioricen el diseño de una ruta determinada y que todos los servicios de una ciudad se vinculen de forma estratégica e inteligente a estos esquemas.
–¿El Estado debe cambiar?
–El Estado sigue pensando el territorio no por la dinámica de sus regiones, sino por la lógica departamental. Está interviniendo el territorio con un plano falso del tesoro. No responde a las necesidades de los actores. Lastimosamente, las políticas públicas tardan mucho en salir de Asunción y, a veces, salen mal. No están congeniadas con estos nuevos sistemas productivos, comerciales a, por ejemplo, una cadena de farmacias o a un supermercado. Un supermercado en una ciudad de los alrededores de Asunción genera al menos una contratación directa de 30 personas y una serie de circuitos alrededor.
Toda la reciente configuración regional se ha hecho por fuerzas inerciales; es decir, no hubo ninguna planificación, en absoluto. Todo lo que les pasa a las regiones está desvinculado de las autoridades locales y regionales.
Las instituciones no ofrecen ningún incentivo, ninguna política, por lo tanto, podríamos preguntarnos hasta qué punto la descentralización es eficiente, a 30 años de su concepción.
El Estado está interviniendo el territorio con un plano falso del tesoro. No responde a las necesidades de los actores. Las políticas públicas tardan mucho en salir de Asunción.
Toda la reciente configuración regional se ha hecho por fuerzas inerciales. No hubo ninguna planificación. Lo que les pasa a las regiones está desvinculado de las autoridades locales y regionales.