El gran escritor español del siglo de oro, Mateo Alemán, dijo alguna vez que “no hay palabra ni pincel que llegue a manifestar amor de padre”; una expresión que dibuja, someramente, el amor de un padre que no conoce de límites y ni excusas.
Hoy recordamos, como cada tercer domingo de junio, el Día del Padre y en ÚH contamos la historia de uno de esos padres abnegados y luchadores que corresponde apreciar.
Virginio Giménez, tiene 73 años, es diabético e insulina dependiente, Conduce todos los días desde San Lorenzo hasta Asunción, en su taxi amarillo, para estar al servicio de la gente y ganarse el pan de cada día, y esto lo lleva haciendo desde hace más de 50 años. “Desde pequeño, me crié entre los taxistas, fui lustrabotas, cebador de tereré, asistente. Después, con mucho sacrificio, conseguí mi primer vehículo, de eso ya 52 años, y ahora ya soy socio vitalicio de la APTA, nuestra asociación”, menciona.
Para él, ser padre y abuelo significa una enorme responsabilidad, una bendición y, por sobre todo, una gran satisfacción.
“Si ser padre es una bendición, no sabés cómo se siento de ser abuelo. Y jamás pensé llegar a ser bisabuelo, una felicidad por partida doble. Creo que las adversidades que te pone la vida no es impedimento para ser buen padre, esposo y abuelo”, afirma.
Historia. Nació en la ciudad de Nueva Londres (Caaguazú), donde su padre fue uno de los colonizadores de dicha ciudad. “Mi papá era de descendencia inglesa, y fue uno de los primeros en llegar a Nueva Londres, pero por cosas de la vida nunca pudo reconocerme”, indica don Virginio.
Siendo aún un niño, quedó huérfano de padre y madre, y fue dado en adopción con tan solo cuatro años. “Cuando fui puesto en adopción llegué a Asunción, y desde ese momento me mantuve recorriendo las calles, viviendo el día a día entre taxistas, y es por eso que soy lo que soy, con mucho orgullo”, añade.
Vivir por las calle no fue un impedimento para ser una persona de bien. Con sacrificio y entrega diaria logró superarse y salir adelante por sus propios medios. “Las adversidades están para ser sobrellevadas con mucho esfuerzo y valor. Haber vivido años por la calle te enseña a ser fuerte y no parar nunca” añade.
Don Giménez o Tara como todos lo conocen se casó joven. Es papá de dos hijos, tiene 8 nietos y dos bisnietos. “Tenía dos trabajos, uno de cobrador y el otro de taxista, siempre salía muy temprano y volvía muy tarde”, menciona
Hasta ahora su rutina empieza muy temprano y termina entrada la noche. En su día a día, no puede faltar una taza de café, el mate, equipo de tereré y el periódico. “Hasta ahora empiezo mi día desde 04:30 y lo termino entrada la noche. A eso de las 20:00, regreso a casa, a no ser que tenga algún pasajero. Por mi edad me dicen que no tengo que seguir trabajando, pero yo me siento fuerte y me gusta”, dice.
Desde su taxi nunca hizo faltar el pan a la mesa y siempre compaginó su trabajo con su rol de padre.
“Cuando mis hijos iban a la escuela, me encargaba de llevarlos, y las veces que me podía liberar temprano, pasaba a buscarlos, y aprovechaba para darles una vuelta en el taxi. La alegría de ellos era subir a la valijera, y siempre invitaban a sus amigos del barrio, y así todos daban una vueltita”, recuerda.
Fortaleza. Un golpe muy duro en su vida fue cuando su sexta nieta nació con problemas del corazón, y tuvo que ser intervenida muchas veces.
“Mi hija mayor fue mamá de mellizos, y uno de ellos nació con cuatro dificultades del corazón; un dolor muy grande, y desde ese momento vivimos en el hospital”, menciona.
Sin embargo, agrega que esta circunstancia le dio más fuerzas para seguir trabajando, a fin de ayudar a su hija y nieta. “Me dividía en dos para estar con ellos en el hospital y cuidar con mi señora del varón que quedó a nuestro cargo. Como ya dije y siempre lo digo, porque es como un lema de vida, las adversidades están para ser sobrellevadas con mucho esfuerzo y valor”, concreta don Virginio.
En 2019 estuvo internado varios días. “Me diagnosticaron úlcera sangrante y en la ambulancia tuvieron que reanimarme. Fue una de las tantas veces que mi salud me jugó una mala pasada, pero todavía no es mi hora, y tengo mucho que disfrutar y, más ahora, con mi bisnieto”, indica.
Mensaje. Para finalizar, dejó este mensaje para todos los padres y abuelos: “Ser padre es ser compañero, consejero, es ser un poco aquel hombro en donde llorar y apoyarse. No existe un manual para ser un buen padre, el día a día te ayuda a aprender a serlo. Feliz día a todos y muchas bendiciones”.
Festejo. En Paraguay recordamos hoy el Día del Padre. Una jornada para celebrar la vida de estas personas que tienen la tarea de educar con amor y responsabilidad.
Un poco de historia
Una de las figuras importantes dentro del movimiento para “honrar a los Padres” en el mundo, fue Harry C. Meek, antiguo presidente del Club de Leones Uptown, Chicago (EEUU), que dijo ser el primero en tener la idea del Día del Padre en 1915.
Meek comenzó a sugerirlo en discursos ante varios Clubes de Leones, siendo tomado en cuenta. Los miembros fijaron la fecha del Día del Padre para el tercer domingo de junio, siendo el domingo más cercano al cumpleaños de Meek. Los Leones lo coronaron como el “Creador del Día del Padre”.