La Policía de Río de Janeiro es conocida por sus duras tácticas y la venganza podría ser peor. Los uniformados matan a más de 1.000 sospechosos cada año en Río, cifra superior a la de algunas zonas de guerra, y los grupos de derechos humanos acusan a la fuerza de seguridad de realizar ejecuciones sumarias.
Río tiene una tasa de asesinatos de alrededor de 40 por cada 100.000 habitantes, una de las más altas del mundo. En marzo pasado, las tropas del ejército fueron enviadas a las favelas como parte de las duras medidas contra las pandillas de traficantes.
A comienzos de este mes, la Policía arrestó a 80 de sus miembros por vínculos con el crimen organizado y por participar en ventas de armas y drogas en el mayor intento del Estado por erradicar la corrupción de su fuerza policial.
Tras los ataques del jueves, la Policía ocupó 10 favelas, las que son controladas por pandillas de traficantes, y reforzó las patrullas. “El resultado fue trágico. Si no hubiese sido por la acción de la Policía podría haber sido peor”, señaló el secretario de Seguridad Pública del estado de Río, Roberto Precioso.
El juez retirado Walter Fanganiello Maierovitch, experto en asuntos de crimen organizado y ex jefe antidrogas de Brasil, aseguró que la Policía carioca tuvo un mejor desempeño que sus colegas de Sâo Paulo para frenar los ataques.
''En Sâo Paulo las autoridades primero desestimaron los ataques diciendo que eran incidentes aislados, sin conexión entre ellos’’, dijo Maierovitch a la emisora CBN. En cambio, ''Precioso fue a la ofensiva inmediatamente’’, agregó.