En un comunicado conjunto divulgado hoy, la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) consideraron que Portugal “continúa progresando” después de que sus técnicos analizasen el cumplimiento del programa de ajustes pactado con las autoridades lusas a cambio de su rescate.
Durante su visita a Lisboa, que se prolongó durante más tiempo del esperado (casi tres semanas, cuando normalmente permanecen en la capital lusa entre diez y quince días), la troika constató que “la estabilidad del sector financiero está garantizada” y que se está “avanzando” en la adopción de reformas estructurales.
Asimismo, resaltó la vuelta a los mercados de largo plazo del pasado en enero -con más de seis meses de antelación sobre lo previsto-, cuando Portugal logró colocar 2.500 millones de euros en obligaciones a cinco años.
“El proceso para regresar plenamente a los mercados de largo plazo está en curso”, explicaron desde la troika, cuya ayuda financiera, de 78.000 millones de euros, acabará de ser entregada a mediados de 2014.
El rescate ha permitido a Portugal no emitir obligaciones -títulos con vencimiento superior a dos años- desde que solicitara la ayuda internacional, en abril de 2011, evitando así pagar intereses a priori más elevados de los que le cobran la CE, el BCE y el FMI, de entre el 3 y el 4 % en tasa anual.
A cambio, las autoridades lusas se comprometieron a un severo programa de ajustes y reformas que el actual Gobierno portugués, de signo conservador, ha aplicado prácticamente a rajatabla.
El deterioro de las condiciones externas y el impacto de los fuertes cortes han agravado la recesión y los niveles de desempleo previstos, motivo por el que los organismos internacionales aceptaron en este séptimo examen trimestral la propuesta del Ejecutivo de darle más tiempo al país para aplicar sus ajustes y cumplir sus metas de déficit.
El objetivo es, según el informe divulgado hoy por la troika, “permitir el funcionamiento de los estabilizadores automáticos” de forma que “compensen”, al menos parcialmente, la reducción de los ingresos por vía fiscal y el aumento del gasto público derivado del incremento de la tasa de paro.
Para 2013, se estima ahora una recesión del 2,3 % -cuando en el momento de negociar el rescate se calculaba un crecimiento del PIB del 0,3 %- y que el desempleo alcance de media el 18,2 %, dos puntos y medio más que en 2012.
Aun así, la troika subrayó que Portugal volverá a registrar crecimiento económico a partir del último trimestre de este mismo ejercicio.
Entre los motivos de preocupación, los organismos internacionales destacan “las restrictivas condiciones de crédito impuestas a las pequeñas y medianas empresas”, una conclusión que ya se repitió en exámenes anteriores.
La “racionalización” de la administración pública, la “mejora de la sostenibilidad del sistema de pensiones”, la reducción de las indemnizaciones por despido -que pasan de 20 a 12 días- y la reforma del impuesto sobre el rendimiento de las sociedades fueron, por contra, los puntos más ensalzados por la troika.
Los responsables de la CE, el BCE y el FMI también destacaron el “amplio consenso político y social” del que, en su opinión, goza el programa de ajustes en Portugal.
La visión de los organismos internacionales contrasta con las multitudinarias manifestaciones celebradas en Portugal este mes de marzo contra la troika y las medidas de austeridad, así como con las críticas de la oposición lusa de izquierdas.
Incluso los socialistas, principal grupo de la oposición y que negociaron y firmaron el memorando de entendimiento, han elevado durante los últimos meses el tono de sus críticas y reclamaron oficialmente a la UE y el FMI un “cambio de rumbo” que ponga fin a la austeridad en el país y fomente políticas de crecimiento y creación de empleo.