Por efecto del cambio climático, se espera que para el 2050 el 22% del área cultivada del mundo experimente impactos negativos. La escasez de agua debido a cambios temporales y espaciales en la distribución de la lluvia ocasionará que los diferentes usos del suelo y necesidades humanas compitan aún más por este recurso.
En el caso de Paraguay, el sector del agronegocios -incluyendo servicios-, es responsable de más del 50% del PIB, abarcando la producción primaria y las cadenas productivas, entre ellas las de carne, soja, maíz y trigo; entre otros. Esta realidad hace que para nuestro país sea aún mayor la relevancia de asegurar enfoques para acciones climáticas y resiliencia en el sector agroproductivo. La agricultura climáticamente inteligente, el manejo integrado del paisaje de cuencas, la agroforestería, el manejo silvopastoril, las coberturas del suelo y la gestión hídrica; son algunos ejemplos de respuestas efectivas ante este escenario.
Hace una semana llegamos del Chaco, orgullosos, donde celebramos el cierre del proyecto Green Chaco, un proyecto que permitió –entre otras cosas– que los pequeños y medianos productores, incluyendo comunidades indígenas, comprobaran que, con tecnología adecuada a la realidad local, pequeñas acciones tienen impactos muy significativos. Precisamente, una de las acciones incluyó la instalación de casi 6.000 hectáreas de parcelas demostrativas de prácticas de producción sostenible.
Los logros de este proyecto que nos enorgullece fueron numerosos y relevantes: cerca de 200 capacitaciones a más de 5.700 personas, asistencia técnica, transferencia de tecnología y entrega de insumos para fortalecer a productores e instituciones gubernamentales en el impulso de prácticas agroganaderas que permitan la adaptación a fenómenos climáticos extremos, la mejora de la calidad de vida de productores son solo algunos de ellos.
Además, buscando analizar elementos del paisaje y la relación entre producción y conservación, se identificaron áreas prioritarias para la conservación para todo el territorio chaqueño y se elaboraron mapas que demuestran que más del 50% de la cobertura forestal es continua, está conectada y posee baja fragmentación.
La búsqueda de una producción sostenible en la zona del Chaco llevó a la facilitación de un proceso histórico en la región: la unión de más de 100 representantes de los sectores público, privado, academia e investigación, sociedad civil y comunidades indígenas; quienes conformaron la Plataforma Nacional de commodities sustentables de soja y carne y la Regional de Carne Sustentable del Chaco. Una mención especial merece la Plataforma de Mujeres líderes de la cadena productiva de Commodities Sustentables; un estratégico espacio de diálogo, planificación, toma de decisiones y llamado a la acción para mujeres líderes del sector agropecuario que buscan potenciar su liderazgo y contribución en los procesos de sostenibilidad de la cadena productiva de los commodities de soja y carne del Paraguay.
Uno de los temas claves para la región fueron los incendios. Teniendo en cuenta las pérdidas de los años anteriores, en el 2020 se inició una serie de capacitaciones en prevención y control de incendios forestales, que resultó en más de 80 capataces y administradores de estancias capacitados, quienes son personas de primera línea de acción, y 30 miembros del cuerpo de bomberos de Filadelfia capacitados para ser bomberos forestales.
También se desarrollaron capacitaciones en prácticas de producción sostenible en el Chaco Central, accesibles gracias a una alianza con la Facultad de Ciencias Agrarias (FCA) de la Universidad Nacional de Asunción - Sección Chaco. De gran relevancia es el acceso a información a través de la actualización constante de la plataforma del Centro de Información Agraria del Chaco (CIFCA), un espacio que busca capitalizar información dispersa, la especialización de técnicos y el importante conocimiento popular en beneficio del desarrollo agrario sustentable, incluyendo una sección de capacitaciones online recientemente desarrollada.
Celebramos este proyecto, ejemplo de cómo con resiliencia y alianzas es posible sumar fuerzas y experiencias en beneficio del desarrollo sostenible del Paraguay.