Pero en la fracturada sociedad chilena, la propuesta ha provocado una fuerte oposición tanto de la derecha conservadora que defiende el status quo como de los indígenas más radicales, que reclaman su propia nación independiente.
Un 12,8% de los 20 millones de chilenos se identifican como indígenas.
“Chile es un Estado social y democrático de derecho. Es plurinacional, intercultural, regional y ecológico”, lee el nuevo texto escrito por una Convención Constitucional que incluyó a varios integrantes indígenas.
No obstante, no permite la secesión ni atentar contra el carácter “único e indivisible” del Estado de Chile.
A diferencia de la Constitución vigente desde la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), el nuevo texto reconoce a 11 pueblos originarios: Mapuche, Aymara, Rapanui, Lickanantay, Quechua, Colla, Diaguita, Chango, Kawésqar, Yagán y Selk’nam.
Más de 15 millones de chilenos están llamados a las urnas este domingo para decidir en un plebiscito si “aprueban” o “rechazan” este nuevo texto, que consagra además un nuevo catálogo de derechos sociales y un nuevo sistema político.
El “rechazo” lidera todas las encuestas, con hasta un 56%.
Los detractores sostienen que otorgar tal autonomía a los indígenas y permitirles guiarse por una justicia especial los convertirá en ciudadanos “privilegiados”, pero quienes apoyan la plurinacionalidad creen que salda una vieja deuda.
“Yo estoy de acuerdo con la pluriculturalidad, por supuesto que sí (...) Pero que nos dividan en distintas naciones, distintas leyes, que no son igual para todos, eso me parece aberrante”, dice a la AFP en un acto de campaña Isabel Rodríguez, una ejecutiva de cuentas de 42 años que se define de “clase media”.
Los indígenas más radicales tampoco creen que la plurinacionalidad sea la respuesta a las históricas reivindicaciones de tierras que consideran suyas. “Nosotros queremos reconstruirnos como Nación mapuche, no otra manera”, dijo a la AFP el desafiante lonko (jefe) de la comunidad rural de Temucuicui, Víctor Queipul, que lidera una de las zonas más combativas del sur chileno.
Mediante ataques incendiarios, sabotajes a empresas forestales y ocupaciones pacíficas, comunidades mapuche han logrado “recuperar” algunas zonas del territorio que consideran suyas y donde hoy habitan en concordancia con sus tradiciones ancestrales.
Los mapuches viven hoy en apenas 5% de lo que eran sus antiguos territorios en el sur de Chile, que quedaron en manos de empresas forestales y agricultores. Su tasa de pobreza duplica la del resto de la población.