“Algunos ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el ojo propio”, dice la Biblia. El dicho tiene muchas aplicaciones. Se aplica, por ejemplo, a los políticos que critican a los colegas para salir en los diarios en vez de hacer su propio trabajo. Más concretamente (específicamente, he’i jagua paquete), se aplica a las críticas contra el Ministerio de Salud, que ha pagado bonificaciones a sus funcionarios.
Los críticos debieran informarse e informar cuánto ahorró en medicamentos ese Ministerio en el último año. Según informaciones serias, solamente en oxígeno ahorró el Ministerio ocho millones de dólares -pongo a consideración de los pajistas verificar la cifra-. Como la atención médica es mejor, ahora se hacen atender miles de personas más; como los recursos son insuficientes, los hospitales a veces no pueden recibir pacientes. Este es un hecho con un aspecto negativo y otro positivo; hay que tomar en cuenta los dos.
Con seguridad, habría más recursos para la salud si el presupuesto nacional fuera más racional. El presupuesto es responsabilidad del Congreso, para decir lo obvio, cuyo criterio para distribuir el dinero no se comprende. ¿Cómo es posible, por ejemplo, que los ministros de la Justicia Electoral ganen 15 millones y los de la Corte Suprema ganen 14 millones (cifras redondas)? Sabemos que la Justicia Electoral es el cuartel general de los planilleros; ni sus ministros saben cuántos planilleros tienen. Esto es responsabilidad de los ministros y de los parlamentarios, que tampoco saben, por lo general, a cuántos planilleros les dan sueldo.
Los parlamentarios ganan 26 millones; el presidente de la República, 16 millones. No hay comparación entre las responsabilidades y el trabajo que tienen uno y otro cargo. Un asesor de Itaipú puede ganar 60 millones (¡mucho más que el presidente!) por asesorar de tanto en tanto a la Binacional. Este es un abuso que el Congreso, ya que tanto insiste en intervenir en el control de los fondos de Itaipú, debiera tomar en cuenta. Los parlamentarios tienen inmunidades; el presidente y los ministros del Poder Ejecutivo no las tienen. Un ministro del Poder Ejecutivo gana 8 millones, más de tres veces menos que un parlamentario. No es justo. Por equivocarse en una cuenta, un ministro puede ser procesado. Por pedir coima, no se ha procesado a ningún parlamentario.
El presupuesto nacional es la noche en que todos los gatos son pardos. Ignacio Brítez, concejal de San Lorenzo, tiene un zoquete de 15 millones en Diputados. A esto deben sumarse los 21 millones que embolsa como concejal en San Lorenzo. Monto total: 36 millones al mes (Última Hora, 27/1/11). Esto es más de dos veces lo que cobra el presidente de la República (lo que Brítez recibe como concejal ya supera lo que recibe el presidente). El diputado Daniel Fleitas, presidente de la comisión de Diputados encargada de combatir el narcotráfico, no está enterado del zoquete de Brítez (Última Hora, 27/1/11). Se requiere mucho aplomo para quejarse -como se quejan ciertos parlamentarios- de que cobren una bonificación los funcionarios del Ministerio de Salud, quienes realmente trabajan.