AFP
BRUSELAS - BÉLGICA
La OTAN dio por cumplida su misión en Libia tras la muerte de Muamar Gadafi y la caída del último reducto de las fuerzas leales al coronel derrocado, pero a partir de ahora se enfrenta al máximo desafío de definir el futuro de la Alianza Atlántica.
Tras una reunión con el Consejo de Embajadores de los 28 países de la organización en Bruselas, la OTAN alcanzó “un acuerdo preliminar” para terminar su misión el 31 de octubre, siete meses después de su inicio, señaló el secretario general de la Alianza Atlántica, Anders Fogh Rasmussen.
Rasmussen aseguró que la misión de la OTAN en Libia terminará en coordinación con la ONU y las nuevas autoridades libias del Consejo Nacional de Transición (CNT).
La reunión del Consejo de la OTAN en Bruselas ocurre al día siguiente de la muerte de Gadafi y de la caída de Sirte, último reducto de las fuerzas leales al coronel derrocado.
“Un gran éxito, un triunfo para el coraje político de (primer ministro británico David) Cameron y (el presidente francés Nicolas) Sarkozy”, opinó Nick Witney, del instituto de investigaciones Consejo Europeo de Relaciones Exteriores y exdirector de la Agencia Europea de Defensa.
“La OTAN excedió el mandato de la ONU desde que acudió para salvar a Bengasi y terminó con la captura de Gadafi”, añadió.
Pero la Alianza Atlántica ha destacado siempre que el objetivo de la misión en Libia no era ni la captura ni la muerte de Gadafi, y que no se iría de ese país mientras hubiese amenazas sobre la población civil.
FIN DEL TERROR. Tras la muerte de Gadafi, el secretario general de la OTAN Anders Fogh Rasmussen celebró “el fin del terror” en un comunicado, en el que también aseguró que la misión de la OTAN en Libia terminará en coordinación con la ONU y las nuevas autoridades libias del Consejo Nacional de Transición (CNT).
En Libia, los insurgentes del CNT que derrocaron a Gadafi preveían proclamar el viernes o sábado la “liberación” total del país, tras la muerte del “exguía” en la batalla de Sirte, su último reducto, poniendo así fin a un conflicto que duró ocho meses y que costó la vida a unas 30.000 personas.
De haber fracasado la operación en Libia, tendríamos “miles y miles de muertos más”, señaló el ministro de Defensa Ignazio La Russa, de Italia, uno de los ocho países que participó en los 8.000 ataques lanzados por la OTAN.
Pero la operación no estuvo exenta de problemas. En julio, el exsecretario de Defensa estadounidense, Robert Gates, criticó la falta de voluntad política y de aporte de recursos militares por parte de algunos países aliados a la misión.
EE. UU. sin el mando. En un giro extraordinario en el conflicto, Estados Unidos decidió no tomar el mando de una intervención militar en la que participó al inicio, obligando a París y a Londres a tomar las riendas, con el respaldo de un puñado de países. Pero justamente sin este liderazgo de Gran Bretaña y Francia, la operación hubiese fracasado estrepitosamente. Por eso muchos analistas creen que son esos dos países los que deberían llevarse los créditos y cuestionan la viabilidad de Alianza.
“Yo no estoy seguro de que la OTAN sea viable”, opinó el analista George Joffe, de la Universidad de Cambridge y del Instituto Político Global.
UA AYUDARÁ EN LA DEMOCRACIA LIBIA
La Unión Africana (UA) anunció el viernes que abrirá una Oficina de Enlace en Trípoli para apoyar el proceso de transición política en Libia tras la muerte de Muamar Gadafi, abatido el jueves por fuerzas rebeldes. El presidente de la Comisión de la UA, Jean Ping, anunció la apertura en breve de esa oficina tras seguir “los últimos acontecimientos en Libia, incluida la muerte de Gadafi y algunos de sus hijos y colaboradores en circunstancias de violencia armada”.
“La UA está dando pasos para el pronto establecimiento en Trípoli de una Oficina de Enlace que encabezará un representante especial”, dijo Ping en un comunicado emitido desde la sede del organismo continental en Adis Abeba. Ping subrayó que esa oficina, junto a la participación de las nuevas autoridades libias en los órganos de la UA, contribuirá a “redoblar los esfuerzos” para lograr una “paz duradera, estabilidad, seguridad, desarrollo y democracia” en Libia. La UA reiteró su convicción sobre la “necesidad imperativa de una reconciliación nacional entre todos los libios como requisito para crear instituciones viables, democráticas y responsables”.