Las bandas que se disputan el negocio hicieron sentir su fuerza como nunca antes en el principal puerto de Ecuador de 2,8 millones de habitantes.
En represalia por el traslado de presos, el martes atacaron simultáneamente estaciones de policía, gasolineras y un centro de salud con ráfagas y explosivos. Ese día también hicieron detonar tres coches bomba frente a algunos de esos objetivos.
“Este Gobierno no se doblega ante narcoterroristas: en este país no van a imponer su voluntad”, respondió el presidente Guillermo Lasso.
TROPAS MOVILIZADAS. El mandatario declaró el estado de emergencia, movilizó las tropas e impuso un toque de queda nocturno en la ciudad. Y en el movimiento más audaz, ordenó a la fuerza pública ir hasta el corazón del crimen organizado: la mayor penitenciaría del país tomada por organizaciones como Lobos, Choneros, Tiguerones y Chone Killer
Desde los exteriores de la cárcel Guayas 1 se pueden oír las detonaciones y los balazos a lo largo del día. Cuando cae la noche las calles se vacían y los policías entran en máxima alerta.
Patrullan en camionetas con las luces apagadas o se atrincheran en sus puestos de mando, donde paradójicamente se sienten más vulnerables frente a los pistoleros que en cualquier momento pueden pasar disparando.
Desde el martes han matado a cinco policías y un civil. Otros 15 policías y militares han resultado heridos en choques contra reclusos amotinados. La batalla en Guayaquil se libra al mismo tiempo en cárceles y calles.
En lo corrido del año se han registrado al menos 1.200 homicidios, 60% más que el mismo periodo de 2021, según datos oficiales.
El poder político también está bajo zozobra. Las sedes de la alcaldía y la gobernación están cercadas con vallas y con el acceso restringido a los peatones. En las calles aledañas se pueden ver estacionados vehículos oficiales con el motor encendido hasta el amanecer.
El narcotráfico avanzó sobre la ciudad en los últimos tres años. La más reciente arremetida la originó, según autoridades, el traslado de presos de la mayor cárcel del puerto ecuatoriano hacia otras prisiones.
Desde las prisiones las bandas coordinan el tráfico, extorsionan, mandan matar y sostienen sangrientos pulsos con sus rivales. Alrededor de 400 reclusos han muerto a balazos y machete desde febrero de 2021. Esto es una “declaratoria de guerra abierta”, dijo Lasso esta semana.
1.200
homicidios se han producido en Ecuador en lo que va del año, un 60% más que el mismo periodo del 2021.