05 ago. 2025

La fe de los Magos

Hoy meditamos el Evangelio según San Juan 1,1-18. Nacido Jesús en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes, unos Magos llegaron de Oriente a Jerusalén. Habían visto una estrella y, por una gracia especial de Dios, supieron que anunciaba el nacimiento del Mesías que el pueblo hebreo esperaba.

Dejaron familia, comodidad y bienes. No les debió resultar fácil explicar el motivo del viaje. Y, probablemente sin hacer demasiados comentarios, tomaron lo mejor que tenían para llevarlo como ofrenda, y se pusieron en camino para adorar a Dios.

Estos hombres decididos y sin respetos humanos nos enseñan lo que hemos de hacer para llegar hasta Jesús, dejando a un lado todo lo que pueda desviarnos o retrasarnos en nuestro camino.

También nosotros hemos visto la estrella en la intimidad de nuestro corazón, que nos invita al desprendimiento de las cosas que nos atan y a vencer cualquier respeto humano que nos impida llegar a Jesús.

Entre todos los hombres que contemplaron la estrella, solo estos Magos de Oriente descubren su significado profundo. Solo ellos entendieron que para los demás no sería más que un prodigio del firmamento. Es posible que otros recibieran la misma gracia especial de Dios y no correspondieran. ¡Qué tragedia la suya!

Pidamos con la Iglesia a Dios nuestro Padre: Tú, que iluminaste a los sabios de oriente y les encaminaste para que adoraran a tu Hijo, ilumina nuestra fe y acepta la ofrenda de nuestra oración.

El Francisco comentando la lectura de hoy dijo: “Sobre el Evangelio de hoy –San Juan– dice en el Evangelio que “En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron... La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre”.

Los hombres hablan tanto de la luz, pero a menudo prefieren la tranquilidad engañadora de la oscuridad. Nosotros hablamos mucho de la paz, pero a menudo recurrimos a la guerra o elegimos el silencio cómplice o no hacemos nada concreto para construir la paz. De hecho, San Juan dice: “Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron. Esa fue una de las suyas y su pueblo no le recibieron”. Porque el juicio es éste: la luz –Jesús– ha venido al mundo, pero los hombres prefirieron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.

Cualquier persona, de hecho, que hace el mal, odia la luz. Y no viene a la luz para que sus obras no sean reprendidas. Así dice el Evangelio de San Juan. El corazón del hombre puede rechazar la luz y preferir las tinieblas, porque la luz descubre sus malas obras. ¡Quien hace el mal, odia la luz! ¡Quien hace el mal, odia la paz!

[...] La paz no es solamente la ausencia de guerra, sino una condición general en la cual la persona humana está en armonía consigo misma, en armonía con la naturaleza y en armonía con los demás. Ésta es la paz.

Sin embargo, silenciar las armas y apagar los focos de guerra sigue siendo la condición inevitable para dar inicio a un camino que conduce al logro de la paz en sus diferentes aspectos.

[...] Dios en el Antiguo Testamento hacía una promesa. El profeta Isaías decía: “Con sus espadas forjarán arados y podaderas con sus lanzas. No levantará la espada una nación contra otra ni se adiestrarán más para la guerra” (Is 2,4)

¡Es bello! La paz es anunciada como don especial de Dios en el nacimiento del Redentor: “Paz a los hombres que son amados por Él”. (Lc 2,14).

Ese don debe ser incesantemente implorado en la oración... Este don tiene que ser implorado y tiene que ser recibido cada día con compromiso, en las situaciones en las que nos encontramos.

[...] Invoquemos ahora a María, Reina de la Paz. Ella, durante su vida terrena, conoció no pocas dificultades, relacionadas con la fatiga diaria de la existencia. Pero nunca perdió la paz del corazón, fruto del abandono confiado en la misericordia de Dios”.

(Frases extractadas de http://www.homiletica.org/francisfernandez/franciscofernandez0056.htm y https://www.pildorasdefe.net/liturgia/evangelio-Juan-1-1-18-papa-francisco-palabra-se-hizo-carne-era-la-luz-verdadera)