Desde que un comentario casual de alguien muy lúcido me alertara en noviembre del 2019 que algo diferente estaba pasando en el mundo y que podría alcanzarnos, reconociendo que no le creí, he venido meditando qué lecciones podemos aprender de las características cotidianas que nos obligó la pandemia y sobre todo qué acciones debemos encaminar en todos los aspectos. ¿Como debe ser la próxima empresa?
El amor sano. El actuar para los demás, el respeto hacia colaboradores, proveedores y otros públicos, la búsqueda del bien común, y prever todo lo que haga falta para que las buenas acciones duren producen buenos resultados. Debemos incorporar, gradualmente, el ahorro para contingencias y los límites y controles que nos permitan enfrentar mejor, situaciones que ahora conocemos y que pueden repetirse. Este “colchoncito” nos permitirá cuidar mejor de todos los que están vinculados a nosotros y puede implicar renunciar a algunos gustos y gastos personales, disminuir la necesidad de deudas, repensar utilidades y sus repartos, entre otras medidas que pueden no ser agradables. Es la hora de liderar con valores éticos. Dios provee cuando renunciamos.
Ejercitar la paciencia. Algunas mejoras aun demorarán, así como la “Patria Soñada”, una mejor clase política, más empresarios con prácticas de RSE, y muchas cosas más que esperamos hace rato. Debemos seguir “empujando nuestra roca”. Somos un país joven con una historia empresarial muy reciente, aun en la infancia, con dificultades para organizarnos, trabajar en equipo, aliarnos y lograr consensos. Priorizar educación y salud requieren que sigamos empujando. Desde rezar por nuestros líderes, y ejercer nuestro voto, hasta actuar cotidianamente con perseverancia y con paciencia.
Juntos podemos. A veces es difícil aceptar que lo que cree un talibán, lo que quiere comer un chino o lo que está investigando un ingeniero indio puede afectarnos. Puede. Para bien o para mal el mundo esta interconectado a mucha velocidad. Es tan importante para nuestra salud que un puesto a 200 km del centro de salud tenga recursos humanos y todos los implementos necesarios como que los tenga el Hospital de Clínicas. Las infecciones colectivas nos recuerdan que todos dependemos de todos y ello ha sido, es y será muy importante tener en cuenta para encontrar soluciones de emergencia y definitivas. La naturaleza avisa, el mundo cambió y sabemos que el actuar colectivamente buscando y logrando el bien común es un buen camino.
Que Dios nos ilumine para actuar de acuerdo a nuestros valores y propósitos de empresarios cristianos alineados a su plan.
Fuentes: “Cómo debe ser la empresa en su entorno actual”, Arturo Martí Berenguer. Revista USEM. Octubre de 1988; Homilía Padre Lalo Alborno